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Opinión
Editorial: Cuando el fútbol enseña a crecer
Como lo dijeron varios seleccionados tras sellar el cupo al Mundial 2026 en Lima: “Queremos ser campeones del mundo”
La quinta clasificación de la selección ecuatoriana de fútbol a una Copa del Mundo es motivo de orgullo nacional, especialmente en un contexto doloroso como el que atraviesa el país, marcado por la violencia criminal. Este logro deportivo se convierte en un bálsamo en medio del caos, una bocanada de esperanza y una ilusión real para las nuevas generaciones. Una señal de que el deporte puede ser una puerta hacia la salvación de sus vidas, siempre y cuando esos procesos estén limpios de corrupción y trampas.
Creer en los proyectos deportivos y sociales nos ha demostrado que todos los objetivos son posibles de alcanzar si se invierte y se respeta la formación desde la infancia. Son esos procesos, bien guiados, los que han demostrado, con ejemplos de futbolistas que hoy brillan en Europa, que la improvisación no sirve, y que el cambio de mentalidad es un complemento fundamental para crecer.
Ya no basta con soñar. Como lo dijeron varios seleccionados tras sellar el cupo al Mundial 2026 en Lima: “Queremos ser campeones del mundo”. Ahora se trata de convencernos de que tenemos la capacidad y la disciplina para ser los mejores. Exigir no solo ir a competir, sino a hacer historia y sorprender al planeta, no es una locura, es parte de la madurez de los ecuatorianos.