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Opinión

Editorial: Las inundaciones no se tapan con un video

La realidad de Guayaquil sobrepasa los videos de recorridos por sectores donde no hay acumulación de agua por las intensas lluvias que por estos días ha soportado la ciudad, o por donde todo es lindo y bello. Y la realidad es que, con o sin marea alta, la urbe porteña naufraga en el caos total: tráfico vehicular pesado, zonas anegadas por problemas de drenajes, caídas de árboles, entre otras emergencias.

Los ciudadanos ven desfilar las administraciones municipales, pero no las soluciones para el problema que se viene arrastrando por décadas. La falta de planificación y mantenimiento adecuado de la infraestructura de aguas lluvias y residuales se repite, como todos los años. A esto hay que sumarle todas las complicaciones que trae el fenómeno climático de El Niño.

La indignación de los habitantes de Guayaquil, manifestada en redes sociales tras el video del “manejo eficiente” de la ciudad, debe llamar a la reflexión a la principal autoridad y poner los pies sobre las calles empantanadas. Las inundaciones no se pueden tapar con un video.

Los ciudadanos se sienten burlados cuando se intenta mostrar un escenario irreal. El otro Guayaquil, el que no aparece en aquel filme, tiene vías con huecos, acumulación de basura, parques repletos de maleza y alcantarillado deficiente. Hay mucha tarea pendiente.