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Opinión

Editorial: La luz del Gobierno se apaga

La luz se va. Y con ella la ilusión que los ecuatorianos tenían en el manejo de la gestión energética de este Gobierno, que intentó marcar distancia con el anterior, pero ha terminado siendo lo mismo. Salvo con una diferencia: recurrir al eufemismo y llamar a los apagones como “desconexiones” por mantenimiento emergentes.

Se ha hecho todo mal y al revés. Primero suspenden el servicio y luego divulgan el cronograma de cortes por ciudades y sectores, causando de esta forma daños en los electrodomésticos, caos vehicular en las calles, problemas de producción en diversas empresas, entre otros líos.

En la Costa, en plena temporada invernal, con temperaturas que en los últimos días han llegado a los 34 grados centígrados y altos niveles de humedad, los sistemas de aire y ventiladores son importantes para evitar ambientes calurosos, pero con los apagones las viviendas se convierten en ‘hornos’, haciendo imposible que quienes las habitan quieran permanecer dentro.

¿Incompetencia o boicot? Qué se puede pensar cuando el 23 de febrero la ministra de Energía anunció el fin de los apagones, pero luego aparecieron problemas de voltajes en los sistemas de transmisión, después un derrame de petróleo en el río Coca y, por último, Colombia redujo la venta de electricidad. Sin previsiones, la imagen del actual Gobierno se apaga y justo en una semana clave.