Los ecuatorianos deben entender que el país atraviesa uno de los momentos más difíciles de su historia en materia de seguridad. Las amenazas constantes de las organizaciones terroristas hacia la población civil no deben tomarse a la ligera, mucho menos cuando las fuerzas del orden realizan un gran esfuerzo para combatir a los criminales que nos han robado la paz y han teñido de sangre inocente las calles de Ecuador.

El “estado de guerra”, decretado por el presidente de la República, no es solo para unos cuantos; es un sacrificio que debe ser entendido por los ciudadanos con madurez y responsabilidad. Ahora más que nunca debe primar la sensibilidad y coherencia con esta realidad.

Si la situación de emergencia que vivimos toca los intereses de los clubes de fútbol, pues deben ajustarse a las disposiciones del Gobierno que, a través de información de inteligencia, ha sugerido que no haya presencia de público en las multitudinarias presentaciones de Emelec y Barcelona, y en otras localidades donde el ‘semáforo’ sigue en rojo. Incluso, con la posibilidad de que los partidos de la liga profesional se desarrollen sin hinchas en los graderíos.

Ningún espectáculo deportivo o show musical está por encima de la seguridad nacional. Los uniformados y todos los recursos del Estado están destinados a cuidar a los ecuatorianos, no se puede malgastar un esfuerzo de todos.