Es un feriado de carnaval diferente. Un tanto apagado por una serie de restricciones derivadas de la crisis de seguridad. Está permitido el relax, pero no los excesos y el desenfreno que suele aflorar en los eventos masivos de estas fiestas.

Este escenario, probablemente más tranquilo y seguro, debe ser aprovechado para volver a compartir con familiares y amigos, en un ambiente de diversión, pero sin traspasar la línea del irrespeto.

Fomentar el diálogo abierto, que facilite la reflexión de los cambios que deben asumirse por la situación actual del país; transmitir mejores hábitos entre las nuevas generaciones; olvidar la violencia para regenerar la convivencia entre todos, son algunas de las cosas que se pueden plantear en medio de una amena reunión. Sacarle el máximo provecho a estos días de descanso para volver renovados y como mejores ciudadanos.