Editorial: El país se queda vacío
Ecuador enfrenta una crisis migratoria de proporciones alarmantes, una realidad a la que no se le ha ‘parado bola’ en el Gobierno, en cuya agenda está relegada frente a otras prioridades, como el combate a grupos terroristas. Esta crisis no solo tiene repercusiones humanitarias profundas, sino que también está directamente ligada al aumento de la criminalidad, la inseguridad y la crisis económica que azota al país.
Miles de ecuatorianos, desesperados por no tener ‘camello’, pero también por ser víctimas de extorsionadores, se ven obligados a emprender peligrosos viajes hacia Estados Unidos en busca de un futuro mejor. Sin embargo, muchos de ellos no llegan a su destino final. Los caminos de la migración irregular están repletos de peligros: desde bandas criminales que explotan y extorsionan a los migrantes, hasta la travesía misma a través de territorios hostiles.
Aún más preocupante es la falta de una política migratoria coherente por parte del Estado, que no solo debería proteger los derechos de los migrantes, sino también promover oportunidades económicas y sociales. Esto implica invertir seriamente en educación, salud, empleo y desarrollo rural, para evitar que más personas salgan ‘sopladas’ de sus hogares por falta de opciones viables. Sin embargo, al paso que va el Gobierno, el país se quedará vacío.