Por unos cuantos días, dos semanas o quizá tres, los ecuatorianos creímos que empezábamos a dejar atrás aquel terror que nos dejó el pasado 9 de enero, cuando una sarta de desadaptados delincuentes y terroristas atacó TC Televisión y se desataron una serie de crímenes. La presencia de los militares en las calles trajo algo de calma.

Pero a pocos días de que el estado de excepción acabe, este ha vuelto a ser el Ecuador de antes. O quizá peor, mucho peor. Porque una vez rearmados, los grupos delictivos están sembrando de muertos el país, como ocurrió ese fin de semana en Manta y en Puerto López, en Manabí. La delincuencia se ríe de que la llamen terrorista. No pasa nada. Han caído unos cuantos peones y un par de alfiles, pero nada más. Estamos peor que antes.