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Opinión

Editorial: De promesas a papel mojado

Fortalecer la institucionalidad implica construir un marco jurídico técnico, coherente y aplicable

En Ecuador abundan las leyes que nacen entre aplausos y mueren al intentar aplicarse. Muchas de ellas surgen como respuesta a coyunturas políticas o como promesas de campaña, pero terminan siendo normas ineficaces o imposibles de cumplir.

La lista es larga: desde la prohibición de que los candidatos a cargos públicos mantengan capitales en paraísos fiscales, hasta los controles de financiamiento electoral que se aplican con rigor a los medios formales, pero no cuando se paga a un influencer.

También quedan en el limbo reformas como la que impide a banqueros o dueños de medios tener negocios en otros sectores. Lejos de generar transparencia, estas medidas han ahuyentado la inversión y creado inseguridad jurídica.

Ecuador no necesita más leyes simbólicas ni reformas de escaparate. Urge una depuración normativa que elimine reglas creadas por reacción, dedicatoria o conveniencia de unos pocos.

Fortalecer la institucionalidad implica construir un marco jurídico técnico, coherente y aplicable. Es hora de abandonar la vieja práctica de legislar por impulso, sin medir las consecuencias ni pensar en la implementación real.