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Opinión
Editorial: ¿Dónde está la protección?
No hay un ciudadano en Guayaquil que no comparta, aunque sea en voz baja, una experiencia aterradora relacionada con las extorsiones
No hay un ciudadano en Guayaquil que no comparta, aunque sea en voz baja, una experiencia aterradora relacionada con las extorsiones. Las víctimas aumentan cada día, y este delito ya paraliza actividades esenciales, como ocurrió esta semana con dos líneas de buses urbanos y en la tradicional Bahía.
Resulta alarmante que, ante esta escalada delictiva que asfixia la economía local, las autoridades no hayan dado una respuesta firme, respaldada por inteligencia real para frenar las extorsiones y devolver la paz a las familias.
Esta situación no puede normalizarse. Y mucho menos podemos resignarnos a entregar el fruto de nuestro esfuerzo laboral a quienes imponen el miedo. Aunque suene repetitivo, es deber de la prensa exponerlo a diario, hasta provocar la reacción de quienes juraron proteger al pueblo de los criminales.
Ya basta de excusas y de culpar al pasado. Es hora de enfrentar este ‘cáncer’ con decisión y erradicarlo para siempre.