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Opinión

Editorial: Quito y sus espacios olvidados

Lo que está claro es que urge una administración pública que se ponga seria y les devuelva la vida a estos espacios de los capitalinos

Después de mucho tiempo en manos de la Concentración Deportiva de Pichincha (CDP), el estadio Olímpico Atahualpa regresó al control del Municipio de Quito. Esto generó controversia, ya que se acusa a la CDP de no cumplir con sus compromisos: no construyeron nuevas instalaciones deportivas y dejaron que el estadio se deteriore. El conflicto estalló cuando la Agencia Metropolitana de Control clausuró el lugar por mal manejo de cilindros de gas.

El debate legal se encendió: aunque la mayoría del Concejo Metropolitano respalda la reversión, un juez señaló que no se puede tratar como un comodato porque el estadio fue entregado en donación. Esto complica el proceso, pero también abre la puerta a nuevas posibilidades de gestión para el Atahualpa.

Una de las ideas sobre la mesa es que una empresa privada o un consorcio público-privado se haga cargo del estadio con un proyecto deportivo y comercial. La propuesta no suena mal, considerando que Quito necesita reactivar espacios urbanos importantes. De hecho, este mismo modelo podría aplicarse en otros lugares olvidados, como el coliseo Julio César Hidalgo, la plaza de toros o el parque Bicentenario. Lo que está claro es que urge una administración pública que se ponga seria y les devuelva la vida a estos espacios de los capitalinos.