Exclusivo
Opinión

Editorial: Otra raya más a la Asamblea

Ecuador atraviesa un momento histórico que exige sanear las instituciones y recuperar la confianza en el Estado

La Asamblea Nacional no deja de asombrar a los ecuatorianos con los constantes escándalos protagonizados por sus ‘honorables’ legisladores. Resulta lamentable que cada periodo legislativo esté marcado por conflictos internos, denuncias de corrupción e incluso procesos judiciales contra quienes deberían velar por el bienestar ciudadano. La acusación contra un asambleísta por presunto abuso sexual a una menor de edad y otra contra la red de nepotismo son el reflejo de la baja calidad moral y la falta de transparencia que hunde al Legislativo.

Cuando el país más necesita autoridades lúcidas, conectadas con la realidad nacional y comprometidas con su labor constitucional de legislar y fiscalizar, lo que estallan son escándalos que deterioran aún más la ya golpeada imagen de la Asamblea. No es la primera vez que ocurre. En periodos anteriores terminaron con calificaciones ciudadanas muy bajas, debido a gestiones mediocres, marcadas por el interés político y personal por encima del bien común.

Ecuador atraviesa un momento histórico que exige sanear las instituciones y recuperar la confianza en el Estado. La presencia de personas cuestionadas o descalificadas moralmente en cargos públicos no puede ni debe ser tolerada. El ejemplo tiene que venir desde arriba, desde quienes ostentan el Poder Legislativo y representan, al menos en teoría, la voluntad popular.