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Opinión
Editorial: Recuperar el respeto en las calles
Las rodadas nocturnas de motociclistas y autos tuneados generan caos, ruido y desorden en Guayaquil ante la falta de control
El vandalismo y el caos que se esconden tras las ruidosas rodadas, esas caravanas de motociclistas y conductores de autos tuneados que se toman por las noches las calles de Guayaquil, no han podido ser contenidos por las autoridades de tránsito.
Lo que para muchos participantes parece una actividad inofensiva, lleva más de cinco años alterando la tranquilidad de la ciudad: bloquean vías, generan contaminación auditiva, acumulan infracciones y siembran temor entre los ciudadanos.
Este es el resultado de lo que ocurre cuando la autoridad pierde la capacidad de imponer respeto y hacer cumplir las normas de convivencia. La indiferencia frente a las quejas ciudadanas solo fortalece estas manifestaciones que erosionan el orden público.
Pero aún hay tiempo para actuar. Las autoridades de tránsito pueden —y deben— frenar este reflejo de anarquía con controles firmes, constantes y coordinados. Erradicar las rodadas del caos no es solo cuestión de operativos, sino de voluntad real para recuperar el respeto y la seguridad en las calles de Guayaquil.