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Opinión

Editorial: De la regeneración a la degeneración

El corazón de Guayaquil ha perdido su brillo. Edificios emblemáticos y sitios icónicos, que acumulan años de historia de esta ciudad, se desvanecen en medio del desinterés de sus habitantes y de las principales autoridades. Y lo peor, no existiría un plan serio para su recuperación.

Resulta inaudito y más que vergonzoso que esta zona donde la basura, la delincuencia, la prostitución y la venta y consumo de drogas se han apoderado de veredas y esquinas, sea parte de la ruta de recorridos turísticos para nacionales y extranjeros. Esa es la cara de la ciudad que se ‘vende’ a los visitantes.

Este año, al menos una veintena de edificios representativos, entre públicos y privados, cumplen 100 años, pero la influencia europea de estas estructuras está cada vez más opacada por la falta de iluminación, la negligencia y el desorden reinante en sus alrededores.

El centro de Guayaquil es tierra de nadie. Las últimas administraciones municipales no han podido erradicar el caos y el vandalismo para resucitar la buena imagen de la zona histórica. ¿Existirá un plan de recuperación del casco central que no sea solo peatonalizar cuatro calles?

Los habitantes de la Perla se merecen una mejor ciudad, limpia, ordenada, amigable, con su historia viva en cada esquina, que sea motivo de orgullo, no un centro de degeneración.