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Opinión

Editorial: Vamos a salir del encierro

En febrero del 2020, el mundo empezó a vivir una especie de película de terror con el COVID-19. Se activaron las alarmas, cerraron aeropuertos, establecieron toques de queda, se prohibió la libre movilización vehicular, prohibieron actividades sociales y económicas que generasen aglomeración de personas. Se confiscó uno de los derechos más importantes del ser humano: su libertad. Como resultado de todas estas medidas preventivas se generó una gran recesión económica que sepultó los sueños más básicos de muchos hogares ecuatorianos.

Artistas, vendedores formales e informales, emprendedores, constructores, cantantes, entre otros, sufrieron un freno a raya en sus actividades comerciales, ocasionando el deterioro de una vida sencilla y muchas veces sin lujos, pero apretada para que nunca le falte nada a la familia. Negocios quebraron, empleados fueron despedidos, reducción de sueldos, incumplimiento en pagos de proveedores, fueron algunas de las medidas que tomaron algunos pequeños, medianos y grandes empresarios para apalear en algo una posible quiebra. Y con el pasar de los meses parece que todo quiere volver a su cauce.

Con la reducción de muertes diarias de personas por COVID-19 y la disminución de contagios se flexibilizaron las medidas restrictivas que ayudarán a reactivar el aparato económico, como eliminar la restricción vehicular, aumentar el aforo de hoteles, salones y centros comerciales en un 75%, mantener el teletrabajo hasta el 30 de junio en entes públicos, entre otros. Es justo y necesario ir saliendo de este encierro, en orden, a una vida más activa.