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Opinión
Editorial: ¡El servicio público no es herencia!
El caso del asambleísta Dominique Serrano revela el uso clientelar del poder y la urgencia de reformar el Código de la Democracia en Ecuador
Los recientes hechos que rodean al asambleísta Dominique Serrano retratan la necesidad de un cambio en el Código de la Democracia que exija requisitos más rigurosos para quienes se postulan a cargos públicos. Más allá del cuestionamiento a los dibujos que se puso a hacer durante una importante sesión de la Comisión de Transparencia de la Asamblea Nacional, está la capacidad para legislar de un joven, de tan solo 19 años y que va en primer semestre de Derecho.
Eso no es todo, también se ha evidenciado que Dominique no es el único de la familia trabajando en el legislativo, sino también su hermano Jeremy. ¡Y claro! María del Cisne Moreno, la tía que también es asambleísta.
La indignación no se hizo esperar, pues se vuelve a la vieja práctica de convertir el Estado en un negocio familiar. En Ecuador, llevarse a media familia al sector público se ha convertido en una forma de “asegurar lealtades”, de devolver favores políticos o de simplemente garantizar ingresos.
El caso de Dominique Serrano debe marcar un punto de inflexión. No basta con discutir una sanción por su comportamiento. Se necesita un debate más profundo sobre el uso clientelar de los cargos públicos y la necesidad de reformas al reglamento legislativo.