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Opinión

Editorial: Volviendo a la normalidad

Las severas y necesarias restricciones, con un prolongado toque de queda y la limitación de la movilidad urbana, entre otras medidas, a que nos ha llevado la pandemia del coronavirus con miles de contagiados y también un alto número de fallecidos, ha sometido a la población nacional a adoptar un sacrificado, pero necesario cambio de costumbres.

Miles de personas tuvieron que quedarse en sus hogares como si hubieran sido sentenciados a prisión domiciliaria, provocando además millonarias pérdidas en los sectores públicos y privados.

El Municipio de Guayaquil, a través del COE Cantonal, ha dispuesto que, aunque se sigan cumpliendo ciertas restricciones se levanten otras de acuerdo a la realidad y a las necesidades citadinas. De esta manera impidió que se permitan las clases presenciales en escuelas y colegios, a pesar de que el COE Nacional había permitido que los docentes instruyan a sus alumnos de forma virtual, sino que en determinados casos lo hicieran de forma directa.

Y, también, se permite la circulación total de vehículos sin hacer distinción del último dígito de sus placas para circular en determinados días de la semana.

Se trata, pues, por disposición municipal, de un retorno a la normalidad, esperándose que la población porteña sea consciente ante las nuevas disposiciones sin abusar de ellas, tratando de mantener una conducta social que impida el rebrote de la pandemia.