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Opinión
Editorial: Vulnerabilidad fronteriza
La tragedia en Alto Punino revela el abandono de las fronteras ecuatorianas, donde disidencias armadas operan bajo el amparo de la minería ilegal
Lejos de la inseguridad de las principales ciudades, Ecuador también ‘hace aguas’ por sus fronteras. Lo ocurrido recientemente en el sector Alto Punino, entre Napo y Orellana, donde militares murieron a manos de disidencias de las FARC, debe encender las alarmas y provocar una acción inmediata de las autoridades. Esa zona, como muchas otras en la Amazonía, está dominada por bandas apoyadas por grupos guerrilleros, que operan dentro de nuestro territorio bajo el paraguas de la minería ilegal.
De nada servirán los operativos en las ciudades o los anuncios rimbombantes sobre seguridad si nuestras fronteras siguen siendo vulnerables. En estos pasos olvidados por el Estado, no hay controles reales para frenar el ingreso de criminales que intimidan y someten a comunidades enteras.
La soberanía no puede seguir siendo pisoteada. Ecuador necesita una política seria, firme y sostenida para proteger sus límites y a su gente. La presencia del Estado en la Amazonía no puede seguir siendo simbólica ni reactiva. Ya no se trata solo de combatir la minería ilegal, sino de evitar que grupos armados extranjeros se apoderen de nuestro territorio.