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Opinión

Un harakiri al deporte

El coronavirus no solo dejó contagios y muertes alrededor del mundo y las secuelas no fueron solamente económicas. La salud mental de las personas se vio seriamente afectada por el encierro, el miedo al contagio y el temor de partir al más allá. Tratando de dar la vuelta a la página y queriendo seguir adelante, las medidas restrictivas a nivel nacional e internacional se han flexibilizado y las prohibiciones casi han desaparecido, pese a eso la mascarilla y el distanciamiento siguen siendo necesarios.

Este fin de semana se habilitaron los parques acuáticos del Municipio de Guayaquil con un aforo del 50%, y a partir de este fin de mes los eventos públicos masivos estarán permitidos, claro está que quienes asistan deberán cumplir con los requisitos impuestos.

Sin duda, uno de los momentos más esperados era la apertura de los estadios a nivel nacional y se aprovechó que este fin de semana jugaban Barcelona y Emelec, para permitir que sus hinchas respaldaran a sus equipos. Pero parece que ciertos amantes de la pelota siguen siendo mal llevados y lo que tenía que ser una fiesta de emoción y goles terminó en pelea, intervención policial, riñas antes de entrar al estadio y también durante el partido en las gradas, y el Clásico del Astillero terminó siendo “el clásico del puñete”.

Una penosa manera de echar al traste todo lo que organismos vinculados al deporte -no solo al fútbol- han hecho para demostrar que están listos para recibir público. Un harakiri a la economía de los clubes.