Opinión: “Viejo, pero no ladrón”. “Viejo gallo de pelea”

Las serpientes equis, coral, cobra y cascabel, los buitres, tartufos y zarigüeyas de la turba nabucodonocorreísta le gritaron públicamente al doctor Julio César Trujillo: “Viejo ladrón, devuelve lo robado”, y él, con entereza indomable y jerarquía espartana, les respondió: “Me pueden gritar viejo, sí soy viejo, pero no ladrón”.

Escribo hechos verídicos entre la historia y lo infinito, para referirme a un acontecimiento parlamentario pasado, porque “recordar equivale a vivir dos veces”, así: Una barra pagada le dijo al Dr. Raúl Clemente Huerta cuando hacía uso de la palabra en el Parlamento: “Ya viejo, cállate, ya estás viejo, quédate en tu casa”.

El presidente de ese entonces del Parlamento pidió guardar la compostura y respetar al doctor Huerta, de lo contrario se vería obligado a desalojarlos.

Pero el Dr. Huerta exclamó: “No, señor Presidente del Parlamento, déjelos que griten hasta el cansancio, porque estas barras son pagadas, dirigidas por los capataces y enemigos de la democracia en el Ecuador”. Y luego se dirigió a las barras: “Ustedes gritan que me calle porque soy viejo, viejo sí, pero viejo gallo de pelea al servicio de los irredentos del país. Jamás me callarán, ni ustedes ni nadie, en ofrenda a mi patria y la última batalla que yo pierda será con la muerte”.

Asimismo, Julio César Trujillo la última batalla que perdió fue con la muerte, provocada por los nabucodonocorreístas que desconocen de estos héroes: Huerta y Trujillo son soldados que no mueren, se diluyen para pasar a la gloria, ejemplos para las presentes y futuras generaciones.

Con la voluntad de vencer por un Ecuador mejor, porque “sin sacrificio no hay redención”.