Municipios, de vacaciones

Parece que los gobiernos autónomos descentralizados (tan largo nombre solo para referirse a los municipios) viviesen en constantes vacaciones. Las obras no se ven, al menos las que se necesitan, ‘nanay’. En el caso de Guayaquil solo tenemos postes coloridos o amplias paredes pintadas con mensajes que salieron carísimos.

¿Y los proyectos que la ciudadanía espera? Estos no dan a conocer su fecha de inicio o simplemente no están en planes de desarrollarse. En pleno invierno hasta se inauguran parques acuáticos en una zona del noroeste porteña llena de necesidades, donde reina la violencia y escasea el bienestar.

Muchas necesidades de la población permanecen insatisfechas sin que los municipios se esfuercen por elaborar un programa de acción que permita un desarrollo urbanístico ordenado, y sin que al menos se dé mantenimiento adecuado a la infraestructura existente.

Dos ejemplos: Salinas es tierra de nadie. No cuenta con calles ni bordillos, a excepción del malecón, y nadie controla los excesos de ruido durante las noches, en detrimento del descanso que buscan los turistas y propietarios de inmuebles que con sus impuestos mantienen a la Municipalidad. Igual pasa con Guayaquil en la vía a la costa: no se planifican vías alternas, peor un anillo vial que evite que se frene el tráfico que viene de la playa hacia la ciudad para darle paso a los que van a virar hacia Chongón, donde justamente se desarrolla la tan anunciada Nueva Ciudad que promueve el Municipio. No hay coherencia con las reales necesidades.