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Opinión

Quito, una ciudad a la deriva

El nuevo discurso de Yunda es de seguir trabajando en conjunto con todos, incluso con la oposición y gremios empresariales que han llevado adelante esta campaña de remoción

Al igual que en la década del 90, donde los presidentes del país no podían cumplir su período de cuatro años por rencillas de los diferentes grupos políticos y diferentes gremios empresariales, mantenerse en el poder en esa época parecía misión imposible. Hoy sucede algo similar con Quito en la que su alcalde entra y sale del Cabildo como ‘Pedro en su casa’.

Inicialmente el Concejo Metropolitano votó en mayoría por la remoción de Jorge Yunda, pero él buscó todos los recursos para mantenerse ‘a bordo’ y tan solo 11 días después de proclamarse alcalde Santiago Guarderas, llegó Yunda exigiendo que le den chance de trabajar sin resentimiento por el bien de la capital de los ecuatorianos.

Yunda entró victorioso con la notificación de la Corte Provincial en la que se deja sin efecto la decisión tomada por los concejales y el Tribunal Contencioso Electoral con una sonrisa, como si estuviera en alguna ronda de ‘cachos’.

El nuevo discurso de Yunda es de seguir trabajando en conjunto con todos, incluso con la oposición y gremios empresariales que han llevado adelante esta campaña de remoción.

Sin embargo, Quito sigue naufragando en la incertidumbre del poder, mientras la inseguridad, el desempleo, las calles destrozadas y un metro ‘congelado’ son las postales de una ciudad a la deriva.