Si construyen obras carísimas con la excusa de que atraerán al turismo, por lo menos recuerden limpiar la ‘carita’ de lo que las rodea. El mural de la Prefectura de Pichincha –que costó 480.000 dólares– se levanta en la Plaza de la República, un lugar destruido, maloliente y en el que las personas se orinan. ¿Cómo llamará la atención en un lugar sin ni siquiera contar con un respectivo aseo? Es que quizá en eso no pensaron cuando se animaron a pagar medio ‘melón’. Por eso, las autoridades deben recordar que si quieren que algo se vea bonito y atraiga a la gente, nacionales y extranjeros, deben sacar brillo a todito de pies a cabeza, y no solo una partecita.

¿Está de acuerdo con el mural de la Prefectura?

“Es realmente un desperdicio un mural cuando la plaza está llena de grafitis y en las noches se llena de delincuencia. Eso no es turismo”, Juan Carlos Rodríguez, comerciante.

“No me parece que se gaste el dinero en un mural. Se puede ver bonito, pero la provincia tiene problemas en los que se debe invertir”, Verónica Calva, ama de casa.