Opinión
Palos de ciego
Mientras se agudizan los graves problemas que involucran al vicepresidente Jorge Glas, ahora en la cuerda floja de la política, por otra parte recordamos el viejo adagio: “el que calla otorga”, tan aplicable en estos momentos en nuestro país donde la pus está saltando con solo aplastar el dedo, y hace que la lentitud en las investigaciones nos prive de conocer la real “lista negra” de Odebrecht (con sus peces gordos). A la cual se suman, por supuesto, los contratos a dedo en la superpotenciación de la Refinería de Esmeraldas que costó tres veces más de lo presupuestado.
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¿Por qué el fiscal Baca le da “tiempo al tiempo”? ¿Se investigarán todas las denuncias que el “ex” Galo Chiriboga archivó en una forma por demás descarada, y se sabrá por qué lo sacaron del cargo dos meses antes que finalizara su período? ¿Es que todo el misterio lo esconde Carlos Pólít, ahora en la Yoni con su ciudadanía gringa?...
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Y ese “silencio, soledad, completa calma” (al decir del viejo pasillo) por supuesto que se radicaliza en Capaya, quien dice que no “cantará” ni el infantil “pío...pío” siquiera, omitiendo fechas, contratos, nombres y cuentas secretas, mientras no le prometan solemnemente la rebaja del 90% en la pena que se le viene impajaritablemente.
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Ahora salta otro escándalo, denunciado ayer por El Telégrafo, diario de propiedad del Estado: El prefecto provincial de Manabí, Mariano Zambrano, y su hijo del mismo nombre, ahora legislador oficialista, figuran como contratistas del Estado (en el gobierno de Correa) en algunos millones de dólares y, además, incurrieron en el delito de perjurio al declarar, bajo juramento, que eso no es verdad. ¿Qué dirán ahora?...