Opinión
Quemeimportismo oficial ante un histórico museo
Una tragedia que no solo conmueve a los brasileños, sino al mundo entero, fue el incendio que consumió, en un pavoroso espectáculo, las instalaciones del Museo Nacional, ubicado en Río de Janeiro, tras 200 años de existencia.
Se trata del mayor museo antropológico y de historia natural del continente latinoamericano; y la pérdida de millones de piezas irrecuperables llena de dolor a todos quienes podían haber tenido la oportunidad de visitar sus amplias instalaciones que ahora quedaron reducidas a la nada ante la impetuosa voracidad de las llamas.
En el Brasil, la tierra de los custodios de la belleza y lo eterno a través de su creación artística, como Amado, Bandeiras y Siqueiros, la indignación sube de tono ante lo que consideran una suerte de “crimen de Estado”. Y ello porque quienes gobiernan ese inmenso país, pendientes más por la contingencia política con el candidato presidencial más popular, Lula, en la cárcel e impedido de participar en los próximos comicios, poco se preocupaban por la seguridad e integridad de un tesoro como el que ahora se ha perdido para siempre.
En el colmo de la negligencia oficial, tan importante monumento no solo del Brasil, sino del mundo, carecía de un sistema de rociadores hidráulicos y sufría un irresponsable abandono financiero que no ha permitido perpetuidad a este patrimonio universal. La iracundia no parte solo de los cariocas, sino de todo el continente por semejante descuido. (FCV)