Opinión
Ruptura y desmemoria
El problema surgió desde el comienzo de la postulación del vicepresidente de la República, porque el oficialismo correísta pretendía que fuera Glas el candidato presidencial, dejando fuera de la lid a Moreno. Pero tanto las bases del partido como los votantes independientes tenían más simpatía por Moreno que por Glas, de quien desde su gestión ministerial habían dudado de su honestidad.
Correa no tuvo más remedio que aceptar la realidad y se postuló al actual presidente, quien llevó, a pesar de su disgusto, como compañero de fórmula a Glas.
La postura de Moreno frente a la realidad de la década correísta causó impacto negativo en los allegados a Correa. Y cuando denunció la enorme deuda pública, el conflicto estalló. Y hay un severo resentimiento entre los dos primeros mandatarios del país.
La acusación de Glas a Moreno solo consiste en la afirmación de que habría pactado con Bucaram. Pero olvida que el primer ministro de Obras Públicas y Transporte de Correa, el año 2007, fue precisamente un ciudadano bucaramista, a quien se entregó un plan vial con miles de millones de dólares, y sin la obligación moral de convocar licitaciones.
La desmemoria de los políticos es uno de los graves defectos que caen sobre el Ecuador.