Secuestro en pleno estado de excepción

Por Juan Manuel Yépez

El secuestro del equipo periodístico de diario El Comercio es un asunto de seguridad nacional que ha sido muy mal manejado desde las instancias comunicacionales del gobierno. Primero se dio una rueda de prensa que puso en vilo al país, cuando se confirmó que el periodista, fotógrafo y el chofer estaban en manos de un grupo irregular y que se negociaba su liberación. Luego se produjeron versiones inconexas, tibias, dubitativas sobre lo que estaba pasando. Incluso el propio ministro del Interior, César Navas, dijo que los captores no habían pedido dinero a cambio de su liberación, lo que nos puso a pensar en que la negociación era mucho más difícil de lo que imaginábamos. Entiendo que se busque proteger la seguridad de los colegas, pero la información sobre un asunto tan importante no se puede manejar a la ligera. Es necesario que se articule un discurso coherente entre Fuerzas Armadas, Cancillería y los ministerios de Defensa y del Interior para no dejar cabos sueltos. Ya sabemos que el periodismo es una profesión de riesgo, porque mientras todos huyen de las desgracias, nosotros corremos hacia ellas. El punto es ¿qué ha hecho el Estado para garantizar la seguridad de los reporteros? Si Colombia ha negado que los tres estuvieron en su territorio, es inaudito que su secuestro se haya producido en Ecuador, en las narices de nuestros soldados y en pleno estado de excepción, lo que significaría que alias Guacho, quien al parecer los tiene en su poder, se mueve a sus anchas en la zona de Mataje, Limones, El Pan, etc. Más les vale que ellos aparezcan sanos y salvos, por el bien de todos.