Una amiga me envió el vídeo por mensaje privado de Instagram. Yo ya lo había visto, enternecida, porque me vi reflejada en él. Era un hombre, que supuestamente llegó a un punto de vacunación vistiendo la camiseta de la Selección pero, además, un antifaz de panda que, sumado a su mascarilla, le invisibilizaba la cara.

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Cuando me tocó mi primera dosis, estaba tan emocionada y aterrada al mismo tiempo porque también le tengo fobia a las inyecciones. Sin embargo, jamás se me ocurrió la idea de dejar se vacunarme. Hay miedos que te paralizan o te ponen a temblar, como en mi caso y el del señor del antifaz de panda, pero hay otros que te atraviesan el corazón: como el de ver cadáveres descomponiéndose en casas o en las veredas por un sistema sanitario colapsado.

Entiendo y respeto las decisiones de quienes, por creencias y otras causas, prefieren esperar o simplemente no inocularse. Sin embargo, hay que tener cuidado con el basto y terrible monstruo de la desinformación que crece cada vez más en redes sociales en torno a la vacuna: que si viene con chip integrado, que si abortan fetos para su elaboración, que es para la llegada de los extraterrestres... Y así, un montón de teorías sin respaldo académico o científico.

Entre esos vídeos virales que sí valen la pena, así como el del usuario de TikTok @doctormorbius38, un médico de habla inglesa que, entre otras certezas, dice que todos somos libres de decidir, pero que lo que no se debe hacer es refutar a quienes fomentan la vacunación con base científica y profesional. Y como él, yo me imagino la cara de terror y enojo del personal médico, nuestros más grandes héroes de la pandemia, cuando escuchan a quienes -convencidísimos- tratan de hacer campañas contra la vacunación.

Pero para alegría de muchos, son más quienes tiene la valentía enorme del señor de antifaz de panda, que pueden vencer un miedo irracional, como el de una fobia, por el bien común. ¿Cuándo algunos antivacunas vencerán al irracionalidad? O al menos, limitarán sus decisiones personales a eso: decisiones personales y dejarán de difundir información falsa y no verificada para generar caos.

Luego más de más de un año de contar sobre muertes, hospitales repletos, gente que ha invertido todo lo que tiene para salvar la vida de sus parientes, gente dejando de estudiar y entre otras desgracias que nos ha dejado este virus, por primera vez en mucho tiempo, volvemos a ver tintes de alegría en redes sociales. Es cada vez más común ver vídeos, textos o fotografías de gente dichosa por haberse vacunado.

Incluso, hay un meme graciosísimo en el que se lee: “sin la foto del carnet, la vacunación no es efectiva”, aludiendo a las publicaciones que hacen los usuarios de redes para festejar su proceso. Y sí, yo soy una de esas usuarias que compartió un vídeo y también soy una de esas usuarias a la que se le dibuja una sonrisa enorme cuando ve que sus amigos, parientes y conocidos se vacunan. 

Es nuestra propia campaña para fomentar este paso que es el que, probablemente, nos aleja del desempleo, la enfermedad, la falta de educación, la precariedad de ciertos servicios y todos los males que agravó la COVID-19.

“Soy yo”, le respondí a mi amiga, la que me compartió el vídeo del señor de antifaz de panda. Y, así como él o como yo, que tenemos una fobia, nos enfrentamos a nuestro miedo para irnos a vacunar, ¿qué esperan ustedes? ¡Vacúnense!