Siempre te creímos, Principito

Ya falta poco, Principito. Esta pesadilla está por terminar. El lunes 4 de septiembre los jueces ratificaron que en tu caso sí hubo delito, que tu profesor de natación fue quien abusó de ti, que las pruebas son concluyentes y que este desalmado merece estar preso durante 22 años.

Has sufrido mucho, Principito. Han sido años horrendos. En un inicio, cuando todavía no le contabas a nadie lo que te había pasado, el dolor no te dejaba dormir.

Te despertabas gritando, mojabas tu cama hasta cinco veces por noche, solo podías llorar y temer. El infeliz que abusaba de ti también te amenazó con hacerle daño a los tuyos si lo delatabas. Y tú eras un niño, casi un bebé.

Merecías todo el apoyo y toda la protección del mundo. Merecías que el colegio en el que estabas te creyera. Porque un niño de 5 años no inventa un abuso sexual, no identifica equívocamente a su agresor si este es alguien que ve a diario y que no solo lo viola, sino que además lo amenaza y lo presiona.

No merecías que tanta gente mala dijera estupideces sobre ti y sobre tu familia. No merecías que el poder fuera a la audiencia de tu juicio a respaldar públicamente a quien te lastimó.

Somos un país que no protege a sus niños, Principito; un país con una justicia secuestrada. Y esa es una espantosa tragedia colectiva. Pero ya falta poco, Principito. Tú siempre nos dijiste la verdad y siempre te creímos.