El viejo problema de la migración

El crimen cometido en Ibarra, a vista y paciencia de los uniformados, que tuvo como victimario a un venezolano, provocó una suerte de xenofobia en la población, que terminó atacando a algunos nativos de la patria de los Libertadores que formaron parte de la gran diáspora que se produjo por culpa del chavismo que ha conducido al hermano país a la más grande crisis económica, moral y alimenticia.

Esta llegada de los venezolanos al país en un considerable número es parte de un desfile migratorio que ha llevado a los paisanos de Bolívar y Sucre a casi todas las naciones sudamericanas. Y el Ecuador ha servido también como “zona de paso” para largas caravanas que, incluso, se trasladaban a pie hacia un cierto o incierto destino.

Estas marchas que suman, según los organismos internacionales, a más de dos y medio millones de personas, incluidos niños y mujeres en estado de gravidez, han tenido lugar a la par que las otras columnas de migrantes centroamericanos que se dirigen al gran país del norte, la Yoni, donde se los ha tratado de detener con la fuerza pública y con alambradas, produciéndose cientos de detenidos en la frontera. Caravanas que, caminando, recorren miles de kilómetros, en un esfuerzo que demuestra la desesperación de quienes huyen de la miseria y violencia que existe en sus países. Incluso el presidente Trump ha propuesto, para impedir la entrada de “intrusos”, el levantamiento de un enorme muro fronterizo que compita con la muralla china... Es un problema migratorio viejo y universal que se da desde que el mundo es mundo. (FCV)