...Y Jesucristo resucitó

Por el Dr. Alexander Cajas

Resurrección es el misterio de la grandeza de ese Dios que hizo todo bien; nació en un pesebre, hijo de una virgen, promulgó la bondad, curó enfermos, resucitó a los muertos, “Amaos los unos a los otros, como yo los he amado”.

Hablaba con sencillez, humildad y sabiduría. Hablaba de la pureza del corazón y del espíritu. Pese a ello la maldad no podía faltar y fue crucificado en el Gólgota, una colina cercana a Jerusalén. Murió pidiendo a Dios su padre que perdone a sus verdugos. Según los evangelios fue enterrado el viernes y a los dos días resucitó entre los muertos, su tumba estaba vacía. Después se presentó a sus discípulos a concertar un pacto eterno. “Permaneceré junto a vosotros todos los días hasta el fin del mundo”.

Aquí radica la grandeza de Dios. Ofrece a su hijo para redimir a los pecadores, doctrina de esperanza con opción al perdón y comienzo de una nueva vida junto a él. Los limpios de corazón y todos a quienes sus pecados sean perdonados por la misericordia divina tendrán vida eterna, religión de amor y de igualdad, de fraternidad para los creyentes y no creyentes.

El resucitado Jesucristo nos dice que somos a su imagen y semejanza y que vino fue para llevarnos sanos y salvos a su casa. Si te puse la oscuridad es para que buscaras la luz y te puse la ignorancia para que te hagas sabio. Cuando duermes te susurro tus pecados olvidados para que aflore tu bondad.

“Recuerda que yo siempre estaré contigo, así tú no lo quieras. Mi único afán es salvarte, Dios dice ven que quiero liberarte de las cadenas. Medita en silencio y verás que tú y yo somos uno solo”.