En menos de ocho horas, la cárcel de Loja se convirtió en el epicentro de un trágico suceso con la muerte de cuatro internos, lo que han encendido las alarmas entre las autoridades penitenciarias y judiciales. La Fiscalía investiga si estos decesos reportados el 17 de julio de 2025, fueron consecuencia de disputas entre bandas delictivas por el control de los pabellones.

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La primera alerta llegó a las 13:30 del jueves, cuando agentes penitenciarios fueron advertidos de la presencia de dos cuerpos sin vida en la celda 13 del pabellón E, destinado a reos de máxima seguridad, en esa localidad.

Personal penitenciario confirmó que los internos Carlos Daniel Acosta Cedeño, de 26 años, e Iván José Girón Mosquera, de 28, se encontraban colgados de las literas, con sogas atadas al cuello. Agentes de Criminalística confirmaron que los cadáveres tenían signos de asfixia por estrangulación. El levantamiento se realizó a las 14:00.

El recluso Acosta Cedeño estaba vinculado a delitos de robo y habría sido parte del grupo delictivo Los Lobos, mientras que Girón Mosquera estaba apresado por asesinato. Según testigos internos, ambos habrían intentado tomar el control del pabellón, lo que habría sido evitado por otros reclusos. Aunque dos internos se echaron la culpa del suceso, la Fiscalía indicó que el caso permanece en investigación.

Segunda alerta por presos muertos

Cuando aún no se esclarecían las primeras dos muertes, cerca de las 19:30 del jueves se emitió una segunda alerta, en el pabellón B, también de máxima seguridad. Durante el conteo de rutina, se detectó la ausencia de dos privados de libertad. Al buscar en las instalaciones, los encontraron sin signos vitales en el baño del pabellón.

Las víctimas fueron identificadas como Jonathan Javier Mendieta García, de 31 años, y Alexander Asdrúbal Celi Armijos, de 22. Mendieta tenía un extenso historial de delitos como robo, hurto, tráfico de drogas y secuestro; mientras que Celi había sido procesado por terrorismo y tortura. 

A diferencia del primer caso, sus cuerpos no presentaban signos visibles de violencia, por lo que se espera el resultado de las autopsias para determinar las causas reales de muerte.

Las autoridades penitenciarias activaron los protocolos de seguridad y coordinaron con la Policía y Fiscalía para recopilar testimonios e iniciar investigaciones internas. 

Los cuatro cuerpos permanecen en el Centro Forense de Loja. Las familias exigen respuestas claras y rápidas. Mientras tanto, el ambiente dentro de la prisión sigue siendo tenso y marcado por el temor a nuevos hechos violentos.

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