Las circunstancias y detalles de la muerte de dos jóvenes, cuyos cuerpos fueron encontrados enterrados en la playa Punta de Mico, cerca del malecón del cantón Pedernales, en el norte de Manabí, están siendo investigadas  por las autoridades.

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Según los primeros informes policiales, los cadáveres no presentaban signos evidentes de violencia por armas de fuego. Sin embargo, el hecho de que hayan sido hallados ocultos bajo la arena ha encendido las alarmas y generado múltiples hipótesis que son analizadas de forma reservada por los agentes.

Las víctimas, José Armando Olives Álvarez, de 18 años, y un menor de 17 años, ambos estudiantes, habían sido reportados como desaparecidos el sábado 19 de julio, cuando sus familiares perdieron todo contacto con ellos.

La tarde del lunes 21 de julio de 2025, familiares y agentes policiales recibieron pistas que los condujeron hasta un punto específico de la playa Punta de Mico, donde en una zona vieron arena removida recientemente. Al excavar, se toparon con los pies de uno de los jóvenes y, al continuar removiendo, hallaron el segundo cuerpo.

Los familiares identificaron de inmediato a los fallecidos y rompieron en llanto. Tres mujeres cayeron sobre los cuerpos, en medio del dolor y la impotencia ante lo ocurrido.

El caso aún está en etapa investigativa. Esperan que las diligencias forenses y los peritajes permitan esclarecer si hubo intervención de terceros y el móvil detrás de este hecho.

Este hecho se suma a otro similar ocurrido en el cantón Puerto López, donde cinco jóvenes oriundos de Manta fueron encontrados enterrados y con impactos de bala en una zona montañosa.

Atacantes tratarían de no dejar rastros

Los recientes hallazgos de cuerpos enterrados en las playas de Pedernales y en zonas montañosas de Puerto López sacuden nuevamente a la provincia de Manabí.

Luis Lara, licenciado en Criminalística, advierte que lo que se está viviendo en el país es un claro ejemplo de una criminalidad psicópata, pues los responsables no solo buscan ejecutar a sus víctimas, sino borrar cualquier indicio que permita reconstruir lo ocurrido. “La acción de enterrar cuerpos no es casual. Se busca evitar dejar rastros, huellas o vestigios. No es que se esconden evidencias, es que intentan impedir que existan”, explica.

La modalidad de enterramiento, según Lara, también deja abierta una posibilidad aún más perturbadora: que algunas víctimas hayan sido sepultadas con vida. “Eso entra en el ámbito del sadismo, de la psicopatía criminal. Estamos ante sujetos que no solo asesinan, sino que cruzan los límites de la humanidad. No es solo violencia, es una forma de mandar un mensaje de poder y dominio”, afirmó.

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