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La escena del crimen en Esmeraldas, donde le quitaron la vida a un hombre.Luis Cheme

Crimen en Esmeraldas: acabaron con la vida del 'Manaba' con dos puñaladas

Julio 'el Manaba' Alcívar es la nueva víctima, con dos puñaladas tras una riña en Nuevo Tabete. Su familia exige justicia por su trágica muerte

Julio Alejandro Alcívar Mesías tenía apenas 34 años. Su cuerpo delgado, su sonrisa amplia y su hablar pausado eran bien conocidos en el sector Nuevo Tabete, en la parroquia rural San Mateo, en Esmeraldas. Para todos era simplemente “El Manaba”, el hombre que vendía pescado fresco en su tricimoto y que, con voz fuerte y bromas bien lanzadas, alegraba las mañanas de las familias que esperaban su llegada con baldes y ollas vacías.

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La noche del sábado, su vida fue arrancada de forma brutal. Una riña callejera, cuyas causas aún no han sido esclarecidas, terminó con dos puñaladas que perforaron su pecho y su espalda. Murió desangrado, frente a vecinos que poco pudieron hacer más allá de correr por ayuda, entre gritos de desesperación y la impotencia de ver al querido Julio retorcerse en el piso, luchando por un último aliento.

“Él no era problemático, nunca fue así”

Rosa Mesías, su madre, con los ojos enrojecidos y la voz quebrada, sostiene un retrato de su hijo vestido con una camiseta blanca y una gorra azul que decía “Manta”. Está rodeada por vecinos que la consuelan en una pequeña sala de madera que huele a velas y a llanto.

“Él era mi único hijo varón. A veces salía tarde de trabajar, pero siempre llegaba. Esa noche no volvió. Me avisaron que estaba tirado en la calle… cuando llegué ya estaba muerto”, dice.

El cuerpo de Julio fue hallado cerca de una vereda de tierra, junto a una pequeña cancha abandonada. Según testigos, todo sucedió en cuestión de minutos.

El sujeto quedó sobre una vía, en Esmeraldas.Luis Cheme

“Estaban discutiendo fuerte, como que se empujaban”, relata Angélica Torres, vecina del sector. “Y de pronto uno de los tipos sacó un cuchillo. No pensé que lo iban a matar... Julio intentó correr, pero se tambaleó y cayó”.

Dos hombres, que aún no han sido identificados por la Policía, lo atacaron con violencia. Uno le asestó una puñalada en el tórax y el otro, por la espalda. Luego huyeron entre la maleza, aprovechando la oscuridad del camino sin alumbrado.

Julio vivía con su pareja y sus dos hijos, una niña de 8 años y un niño de 5. Todos dependían de los ingresos diarios que generaba con la venta de mariscos que traía desde el mercado de Esmeraldas.

A veces no comía bien para que los niños tuvieran su leche”, cuenta Maribel, abrazando a sus hijos. Siempre decía que, aunque el país estuviera mal, mientras él tuviera manos, en esta casa no iba a faltar el arroz ni el pescado.

Sus amigos más cercanos, como “Charly”, con quien compartía ruta de venta, afirman que Julio no tenía enemigos conocidos, aunque en las últimas semanas parecía más callado y preocupado. “Me dijo que había tenido una discusión con alguien por una deuda. No sé si fue eso, pero él no merecía morir así.

Investigación abierta, pero sin respuestas

La Policía Nacional llegó al sitio del crimen pasadas las 9 de la noche. Recolectaron testimonios y revisaron la zona, pero la escasa iluminación y la vegetación densa facilitaron la fuga de los atacantes. “Estamos analizando las grabaciones de cámaras cercanas y testimonios para dar con la identidad de los responsables”, indicó una fuente de la Policía que prefirió mantenerse en anonimato.

En Nuevo Tabete, la muerte de “El Manaba” ha dejado una estela de dolor. Era un rostro familiar, uno de esos hombres que saludaba a todos, que ayudaba a cargar sacos de arroz o a empujar una moto sin gasolina.

En su velorio, las lágrimas se mezclan con la rabia. Una comunidad entera clama justicia.

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