Algo más de dos mil hectáreas de bosques y pajonales han desaparecido del Azuay, hasta este lunes 18 de septiembre del 2023, debido a incendios vegetales, muchos de ellos incontrolables. 

El fenómeno que es recurrente en épocas veraniegas y de sequía, mantiene al personal se socorristas de bomberos forestales, junto a comuneros y otras brigadas especialistas en combate de incendios boscosos, trabajando en jornadas de 12 y 14 horas diarias. 

Grave y preocupante, adujo Jorge Guerrón, bombero a cargo de la brigada que la mañana de este lunes se mantenía combatiendo una quema en el cerro Guagualzhumi, que desde la tarde del sábado se mantiene activo y devorando bosques nativos de eucalipto, además de flora y fauna.

La zona es de difícil acceso, agreste y peligroso, el trabajo es prácticamente manual, anotó Guerrón tras indicar que este fin de semana, (sábado 16 hasta lunes 18 de septiembre del 2023), han sido 35 las emergencias forestales.

A más del cerro Guagualzhumi, el fuego se presentó en zonas cercanas a Victoria del Portete, San Joaquín, Santa Ana, El Plateado, Challuabamba, San Vicente de Quingeo y otros cercanos a los alrededores de Cuenca.

Es trabajo arriesgado y comprende delimitar primero el perímetro del incendio que se encuentra en llamas, reconocer la cabeza o frente, parte del borde por donde el fuego avanza más rápido e intenso, para configurar la estrategia de combate, explicó Jorge Guerrón.

Se dice que el 99% de las quemas son provocadas por la mano del hombre, y el restante uno por ciento, debido a los calores intensos que podrían provocar el inicio de fuego a través de pedazos de vidrio dejados por las personas junto a basura en las laderas, los que hacen de lupas.

La cifra de vegetación afectada está casi superando el número de hectáreas que por el mismo motivo se quemaron en todo el año el 2022.