El asesinato del cantante urbano Magnus R. Troy, cuyo nombre real era Riker Emilio Valencia, de 25 años, en un cabaret del norte de Quito, reveló cómo la organización delictiva Los Lobos estaría involucrada en extorsiones y venta de droga en locales de diversión nocturna.

Según un informe judicial al que tuvo acceso EXTRA, el dueño del establecimiento, conocido como alias Trance, presuntamente formaba parte de la organización, se encargaba de traslados y seguridad y habría brindado apoyo logístico a la banda narcocriminal, además de facilitar la operación de sus integrantes dentro de su local.

Los seguimientos que hizo la Policía incluyeron escuchas telefónicas a Trance. Él mismo se puso la ‘soga al cuello’ cuando se produjo un robo dentro de su chongo.

El robo de una cadena reveló cómo operan Los Lobos

La investigación mostró cómo operan estas bandas en los ‘chongos’. En una ocasión, hubo un pleito entre dos hombres, en el que estuvieron inmersas trabajadoras sexuales. Durante el forcejeo, uno de los implicados le quitó la cadena de oro al otro sujeto y esta jamás apareció.

Para buscar una solución, una sexoservidora amiga del afectado llamó a Trance para que revisara las cámaras de seguridad del local. En el intercambio de llamadas, el afectado decidió hablar directamente con el propietario.

En esa conversación, Trance explicó que a su chongo ingresan miembros de Los Tiguerones y también de Los Lobos, y que el individuo que le había arranchado la cadena es integrante activo de esta última agrupación terrorista. Según él, el ‘choro’ se dedicaba a la venta de droga dentro de su centro de diversión nocturna, pero tenía la orden de “quedarse quieto”, es decir, no hacer nada más allá que su ‘trabajo’.

Trance le aseguró al ‘achacado’ que estaban buscando al expendedor de droga que le había robado, pero no apareció. “Lo que asumo es que a este tipo alguien le contó del pleito. Y ya sabes que tuve que llamar al jefe de ellos. Tú sabes cómo es esto: nosotros tenemos un pacto (con Los Lobos). Ellos venden su hue... (droga) y les dejo. Ellos en su negocio y yo en el mío”.

Fue ahí cuando saltó el nombre del supuesto líder de esta agrupación criminal, a quien, según Trance, había llamado para que lo ayudara a resolver el ‘pito’ de la cadena. Era Carlos Edwin Angulo Lara, alias Invisible, quien fue señalado como operador que dispuso los atentados con explosivos en Esmeraldas (diciembre de 2023) y el secuestro del futbolista Pedro Pablo Perlaza (diciembre de 2024), además de estar sentenciado como autor mediato del asesinato del excandidato presidencial Fernando Villavicencio.

Invisible le habría aconsejado al propietario del negocio que encontrara al ladrón para que “le hiciera lo que debía hacerle”. Según Trance, Invisible era un líder “pesado”, recién ascendido en la jerarquía de la banda, y que incluso tenía más rango que Fabricio Colón Pico, otro cabecilla. “El man le frenó en seco al Colón porque quiso meter problema en el club”, explicó Trance, dejando al descubierto la estructura y el modo de operar de Los Lobos dentro del ‘chongo’.

Alias Trance fue incluido en la investigación del Caso Cazador, operación judicial que atacó a una presunta red criminal vinculada a Los Lobos. Esta acción logró exponer a una banda criminal dedicada al secuestro, extorsión, sicariatos y porte de armas en provincias como Tungurahua, Chimborazo y Pichincha.

(Además | Alias Fede buscaba nuevas alianzas criminales en Colombia tras su fuga en Ecuador)

A pesar de la evidencia sobre la posible vinculación de Trance con Los Lobos, la Fiscalía decidió abstenerse de seguir el proceso en su contra, en el llamado Caso Cazador, argumentando que no existieron elementos suficientes para implicarlo en un posible llamamiento a juicio, por lo que decidió emitir un dictamen abstentivo que concluyó en su sobreseimiento.

No obstante, los detalles recabados, desde las llamadas telefónicas, el ‘pito’ de la cadena de oro, el control de droga dentro del local y la jerarquía de Los Lobos hasta la coordinación con alias Invisible, permiten comprender cómo operan estas bandas dentro de los cabarets y discotecas de Quito, dejando al descubierto la conexión entre crimen organizado, extorsión y venta de drogas en locales nocturnos.

Antecedentes violentos en locales nocturnos de Quito

El crimen de Magnus R. Troy, sucedido el pasado 27 de septiembre, ocurrió cuando el artista se disponía a salir del local. Fue secuestrado y, horas después, hallado muerto con un golpe en la cabeza que, según los primeros informes, habría sido la causa de su deceso.

La muerte del cantante motivó la intervención de la Agencia Metropolitana de Control (AMC), en coordinación con la Policía, la Secretaría de Seguridad del Municipio y el Cuerpo de Bomberos. Durante la inspección se comprobó que el ‘chongo’ funcionaba en la madrugada, carecía de permisos municipales y estaba acondicionado como un búnker, con túneles y vías de escape.

Este hecho se enmarca en una cadena de ataques recientes dirigidos a centros de diversión nocturna de Quito. Diez días antes del asesinato de Magnus, cuatro sujetos en motocicletas acribillaron a los guardias de seguridad de otro cabaret en la avenida de Los Aceitunos, causando la muerte de dos celadores y dejando más de 23 indicios balísticos de armas cortas y largas.

Un día antes de ese atentado, en el sector El Inca, un hombre armado ingresó a otro local nocturno, mató al portero y disparó contra la fachada. Investigadores indicaron que estos hechos podrían estar relacionados con el cobro de ‘vacunas’ extorsivas por parte de bandas criminales.

¿Quieres acceder a todo el contenido de calidad sin límites? ¡SUSCRÍBETE AQUÍ! |