Durante 40 días, Milagros le hizo honor a su nombre. Con apenas dos meses de nacida, por ese tiempo, la bebé sobrevivió a un disparo en el estómago. Sin embargo, con su muerte ocurrida la madrugada del 25 de diciembre, Mila, como la llamaban cariñosamente, engrosó la lista de menores de edad que se convirtieron en víctimas colaterales de la delincuencia durante este violento año que este sábado concluye.

Milagros se transformó en uno de los 266 menores de edad asesinados durante el 2022 en Ecuador. Ochenta de ellos tenían menos de 2 años.

El pasado 16 de noviembre la recién nacida estaba en brazos de su padre cuando este fue atacado por criminales. Los delincuentes llegaron en un vehículo y con un arma de fuego intentaron matarlo.

En el atentado no solo la niña y su progenitor fueron alcanzados por los disparos, su bisabuelo, de 75 años, también quedó herido.

Desde ese momento la vida de esta familia guayaquileña que habita en la parroquia Pascuales se tornó una pesadilla. Tres de sus integrantes fueron hospitalizados y sus vidas pendían de un milagro.

Sin embargo, el estado de salud de la bebé era el más complicado. El balazo le perforó los intestinos y le tocó la columna vertebral. Los médicos le informaron a sus parientes que de sobrevivir podía quedar inválida.

Pero, a pesar del desconsolador diagnóstico, la familia de Mila siempre albergó la esperanza de que sobreviviera y de volverla a tener entre sus brazos.

“Le pedíamos a Dios por su vida. Mi nieta nació el 2 de septiembre. Eran tan pequeñita, un angelito que no merecía este cruel destino. Este año la delincuencia no solo nos arrebató a Mila, también la paz y la tranquilidad”, manifestó Esperanza, su abuela paterna.

La señora contó que Milagros era la menor de sus tres nietos y la segunda descendiente de uno de sus cinco hijos. El día de la tragedia su hijo y su familia habían llegado de visita y ya se retiraban a su domicilio cuando fueron atacados por los asesinos.