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José Luis Quiñónez, de la cancha pasó a la cocina

El exjugador de Emelec realiza el curso para ser técnico porque no quiere alejarse del fútbol. Pero hasta tanto, abrió un restaurante con su familia

José Luis Quiñónez
Un Pulpo parrillero. Admite que en realidad no sabe cocinar, pero está aprendiendo.Alex Lima

José Luis Quiñónez no lo hizo público cuando tomó su decisión, pero se retiró del fútbol profesional a finales de la temporada 2020, cuando tenía 36 años y jugaba en el club Santa Rita, en la Serie B de Ecuador.

A parte de los 8 goles que marcó, los 159 partidos que disputó y el tricampeonato nacional (2013, 2014 y 2015) que ganó con el Foco a lo largo de los 17 años que estuvo en la estelaridad (en 2004 debutó en Primera División), tampoco olvidará a los panas, entre ellos a Byron Mina y el argentino Pablo Pérez.

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Actualmente, Quiñónez ‘camella’ en el restaurante de comida típica que abrió junto a su esposa Alexi Paredes; sin embargo, su objetivo es mantenerse en el mundo del balompié. Le gustaría ser director técnico.

¿Por qué se retiró?

Porque cuando un futbolista pasa la barrera de los 35 años le van saliendo los dolores, las fatigas y eso me sucedía. Pero más fue por el tema de la pandemia y que nos mandaron de cuarentena. Para mí fue difícil estar parado tanto tiempo (hasta finales de 2020). Por la pandemia no podíamos jugar y me costó mucho coger ritmo. Cuando volví a entrenar, la fatiga y las molestias musculares eran más fuertes, por eso decidí ‘colgar’ los botines.

¿Cómo ha sido para usted esa transición?

Ha sido complicada para mí, ya que siempre he vivido del fútbol, desde que era niño. Cuando llega el momento de retirarse se viene lo más difícil, así fue en mi caso. Pero igual con mis panas me reúno a jugar para no olvidar esas raíces de futbolista. Estuve tantos años en un gran equipo como Emelec (entre 2004 y 2016), que se me hace raro no estar en las canchas.

En Emelec usted se caracterizó por ser el más alegre.

Claro, todo el mundo me decía que era el más alegre y jodón del grupo, siempre me decían eso, incluso los nuevos que llegaban. Creo que eso también es lo importante de la carrera, que nos llevamos lindos recuerdos que vivimos en el camerino y en los partidos.

¿Usted se le ‘cargaba’ a alguno de sus compañeros?

Siempre molestaba a todos, me llevaba bien con todos mis compañeros (entre risas). Pero al que más molestaba era a Byron Mina (jugó en Emelec entre 2010 y 2018). Él era el juvenil cuando llegó, por eso me le cargaba. Incluso, una vez que íbamos a viajar al extranjero por un partido lo hicimos llorar en el aeropuerto.

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¿Qué le hizo a Mina?

En 2013 íbamos a viajar y estábamos todos los integrantes del equipo. Cuando nos llamaron para pasar a la sala de embarque le escondimos el pasaporte a Byron. Él no sabía dónde lo había dejado y lo buscaba como loco, mientras me reía. Marcos Caicedo, Enner Valencia y el profe Rodrigo Figueroa (expreparador físico del Bombillo) se prestaron para hacerle la broma.

¿Byron sabía que ustedes le hicieron la broma?

Como Byron ya sabía que siempre lo molestábamos, después de estar preguntando si alguien había visto su pasaporte, se nos acercó y nos dijo que se iba a comprar una pistola para matarnos porque mucho lo molestábamos y se puso a llorar (entre risas). Eran sus primeros viajes con Emelec, por eso se desesperó y lloró. Obviamente, la amenaza de la pistola era para hacernos asustar.

Le devolvieron el pasaporte ¿verdad?

No, nosotros no se lo dimos; Byron estaba molesto. Lo hicimos sufrir hasta el final. Todos pasamos a la sala de embarque y él se quedó afuera esperando a que apareciera su pasaporte, tampoco podía pasar sin el documento. Cuando pasé a la sala de embarque le di el pasaporte de Byron a una de las chicas del avión para que lo dejaran pasar. En ese momento le dijeron que lo encontraron tirado, pero luego se enteró que se lo habíamos escondido. Se podría decir que Byron era el ‘pato’.

José Luis Quiñónez
Con su familia puso un restaurante de comida típica en la calle principal de Sauces 5, en el norte de Guayaquil.Alex Lima

¿Alguna vez Byron respondió mal?

En Emelec siempre tuvimos un buen ambiente entre compañeros, así que igualmente lo seguimos molestando. Es más, una vez se sorprendió porque no lo molesté cuando llegué a un entrenamiento. Byron se me acercó y me preguntó si me pasaba algo porque estaba muy serio y no lo había ‘fregado’. Lo molestábamos tanto que cuando no lo hacíamos él se sorprendía (entre risas).

Así como era cargoso también era fuerte en la marca.

Siempre me caractericé por ser fuerte, nunca regalé nada. Antes el fútbol era de más roce, te pegaban y no te veía nadie, pero ahora ya es totalmente diferente por el VAR (árbitro asistente de video). Me acuerdo que antes había codazos y no te expulsaban, solo había que cuidarse de que no te lo devuelvan.

¿Alguna vez le salió un rival fuerte?

Siempre hay rivales fuertes. Recuerdo que Jhon Cagua me partió la barbilla con un codazo en un partido entre Emelec y El Nacional. Cagua era fuerte en la marca, pero en esa ocasión fue casual porque fue en una jugada compartida. Ya no pude responderle porque salí de la cancha y no pude entrar por el corte. Pero asimismo uno también repartió ‘pataditas’.

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¿Alguien le recriminó su forma de jugar?

Sí, eso sucedió cuando recién empezaba en Emelec. Los técnicos me reclamaban porque a veces salía expulsado. Recuerdo que cuando subí al primer equipo en un partido me expulsaron. En una jugada compartida con Luis ‘Gordo Lucho’ Caicedo levanté mucho el codo y lo golpeé. Cuando terminó el partido, el profe Carlos Torres Garcés me recriminó y me pidió que me tranquilizara. Desde ese momento empecé a cuidarme de no pegar mucho.

Con Pablo Pérez, ¿Qué pasó?

Una vez me fui de puñetes con Pérez (jugó en Emelec entre 2009 y 2010). Él tenía problemas porque no podía venir la esposa. En un entrenamiento estábamos haciendo fútbol y me tira una plancha en una jugada. Si no saltaba me lesionaba. Como el profe Jorge Sampaoli no dijo nada, tampoco dije nada, pero como uno es de barrio conoce estas cosas. Incluso, recuerdo que después de meter la plancha se levantó y me quedó mirando para ver si reaccionaba, pero en ese momento me ‘quedé frío’.

¿El problema no trascendió?

Si el profe decía algo se quedaba todo frío, pero no dijo nada. Tras la jugada, solo estaba esperando que él tomara la pelota y él sabía que lo estaba ´cazando’. En una jugada él se descuidó. Cogió la pelota y la soltó rápido, pero ya me había lanzado. Le hice la falta, me levanté y solo lo miré para ver si reaccionaba. Pérez se levantó como ‘loco’ y nos empezamos a pegar. El profe Sampaoli se asustó y se fue porque Pérez en ese momento también se puso a pelear con otros compañeros más.

¿Con quién más se peleó?

Nos separaron y se llevaron a Pérez hacia un lado de la cancha. Me di la vuelta para ir a tomar agua y empiezo a escuchar que se estaba insultando con Pedro Quiñónez, estaba peleando con Pérez porque no se tranquilizaba. Marcelo Fleitas también le pidió que se tranquilice y tampoco le hizo. Recién hizo caso cuando se le acercó Marcelo Elizaga. Pablo le gritó al ‘polaco’ y le dijo que no se metiera, pero Elizaga le cayó a puñetes también. Recién en ese momento se tranquilizó.

¿Quedó bien la relación con Pérez?

Claro, si incluso después nos encontramos en un partido amistoso entre Emelec y Boca Juniors. Íbamos en el mismo avión y nos saludamos y conversamos de lo más normal. Esos momentos de calentura se quedan en la cancha y en el pasado.

Ahora usted le hace a la cocina

Me abrí mi negocio familiar. Conversamos con mi esposa (Alexi Paredes) y decidimos abrir un restaurante para probar. Llevamos dos meses y nos ha ido muy bien, la gente viene bastante. Pero tengo que revelarte que la sazón la pone mi suegra (Luz Benavídez) porque no sé cocinar, soy malísimo para eso (entre risas). Solo ayudo aquí.

¿Esto quiere decir que se aleja del mundo deportivo?

No, para nada. Estoy realizando el curso para ser director técnico, que es una de mis ilusiones. Estoy en el curso de la Federación Ecuatoriana de Fútbol porque quiero seguir vinculado al fútbol de alguna manera, que es mi pasión desde pequeño. Si se me da la oportunidad de dirigir lo haré encantado.