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En 1.500 dólares se pactó crimen en Quevedo

Plan de la viuda y sus dos presuntos amantes se vino abajo. A los tres sospechosos se les dictó prisión preventiva por el sicariato

detenida
Mayra Obando (jean celeste) estuvo en la morgue de Quevedo y pedía que busquen a los involucrados en el asesinato de su conviviente.Daniel Vite

En 1.500 dólares se habría pactado el asesinato de Juan Domingo Salvatierra Rodríguez, quien fue baleado el miércoles 20 de octubre mientras se encontraba descansando en una hamaca de su casa, ubicada en el barrio El Porvenir de la parroquia San Carlos, en el cantón Quevedo, de la provincia de Los Ríos.

Así lo ha establecido la Policía en base a las primeras versiones rendidas por los tres sospechosos del crimen que son la viuda y supuestamente sus dos amantes.

Por el ‘trabajito’ incluso se habría pagado por adelantado 500 dólares y los 1.000 restantes se debía cancelar una vez consumado el asesinato.

Ahora la policía está tras las pista del gatillero, quien también sería de la zona donde se cometió el homicidio.

A Mayra Obando, Jacinto Benedicto Zamora y Gabriel Zambrano Mecías se les dictó prisión preventiva, la tarde del jueves 21, en la sala de audiencias de la Unidad de Vigilancia Comunitaria, de Quevedo. Los tres están procesados como presuntos autores intelectuales de la muerte de Salvatierra.

El jefe de la Policía de Quevedo, Holguer Cortez, detalló que Obando tendría un triángulo amoroso con los dos detenidos.

Según confesó la mujer a los investigadores, la muerte la planificó debido a los abusos y maltratos que recibía de parte de su conviviente, quien supuestamente también la prostituía.

Puerta abierta y perro amarrado

El día del crimen, la mujer salió de la casa, pero dejó la puerta principal abierta para permitir el ingreso del sicario, quien llegó en una moto que le habrían facilitado quienes lo contrataron.

Al parecer, el cansancio de Salvatierra y su enfermedad de diabetes no le permitieron sentir cuando llegó el antisocial a liquidarlo. Ni el perro pudo impedir el ingreso del desconocido porque lo habían amarrado.