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“Cada práctica era más aberrante que otra”
‘La dinámica del pecado’ se practicó, supuestamente, a más de una decena de jóvenes. Juan José continúa buscando justicia.

El denunciante, junto a Michael Manzur (otro de los afectados), en la Arquidiócesis.
Juan José Bayas, de 27 años, dice no sentir vergüenza de confesar que supuestamente fue víctima de abuso sexual durante su juventud por parte del sacerdote Luis Fernando Intriago, quien dirigía una iglesia al norte de Guayaquil.
El también publicista lo denunció por haberle realizado “las más aberrantes prácticas” bajo una acción que llamaba ‘la dinámica del pecado’.
El tema nunca trascendió, según Bayas, “porque era una persona influyente”. Se mantuvo casi en el anonimato hasta ahora, cuando muestra su rostro y habla sin miedo.
Tenía apenas 15 años y cursaba su primer año en un conocido colegio de la ciudad, donde el sacerdote impartía clases de religión. Durante un retiro espiritual, motivaba a jóvenes diciendo que ellos podían ‘cambiar el mundo’.
“Aprovechaba porque era joven. Todo lo vinculaba con Jesús y los ofrecimientos que tenía que hacerle a Él”, relata Juan José.
Recuerda además que en aquella etapa de su vida “no creía mucho en Cristo”, y ahora menos, agrega, pero por sus palabras se sintió motivado.
“Me separó del grupo y me dijo ‘si realmente quieres cambiar, llámame’. Era amable, dulce para tratar y manipulador. Tuvimos una primera reunión donde hablamos de temas espirituales”, recuerda.
Dinámica del abuso
Luego de aquello, dice Juan José que pudo manipularlo hasta que le propuso realizar esta ‘dinámica’, que consistía en amarrarlo de manos y, sin camiseta, colgarlo del marco de una puerta de metal, mientras le daba golpes.
“Él era el diablo y el mundo, decía. Tenía que aguantar sus abusos como ‘sacrificio’. Debía pensar que esto era bueno porque me estaba ofreciendo por Jesús”, detalla.
No puede ser exacto de cuántas veces pasó por ‘la dinámica del pecado’, pero sí está seguro que cada una era más aberrante que la anterior. Llegó al punto de desnudarlo, atarlo de pies y manos, acostarlo en su cama y él, en ropa interior, le practicaba llaves de artes marciales, pasándole la barba por su espalda.
Cansado de aquello lo comentó con su madre, Sandra Gutiérrez, quien se destrozó por tan infausta noticia. “Traté de hacer público el tema mediante una obra teatral, el sacerdote me buscó. Me ofreció hasta 20 mil dólares”.
Lo único que deseaba Juan José es que el cura renunciara al sacerdocio, para ello le pidió un mes, tiempo en que aprovechó para ponerle una demanda por daños y perjuicios al joven y a su madre.
Por las presiones no hubo más denunciantes, a pesar de que salieron algunos nombres de jóvenes que también habrían sido abusados. “Era el único que me atreví, por lo que tuvimos de desestimar”.
Actualmente, según la Arquidiócesis, se encuentra suspendido de sus funciones desde el 2013. Por otra parte, Bayas señala que su denuncia prescribió, pero aún existe una vigente que se encuentra en indagación previa.
“Por haber pasado por esto a veces se cree que a uno lo hace débil, pero no es así. Si no se denuncia va a seguir pasando, tal vez a algún familiar”, concluye, pero dejando en claro que no descansará hasta verlo tras las rejas.