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Oran para que no sea su último viaje
Familiares de pasajeros y conductores rezan para que sus seres queridos regresen sanos. Las constantes desgracias en las carreteras preocupan a quienes se desplazan a diario por trabajo o estudios.

Darwin Nono conduce en compañía de su esposa, a quien llama su “copiloto”.
Luis Robles Luna viaja todas las tardes, de lunes a viernes, desde Naranjal a Guayaquil por sus estudios superiores en la Universidad Estatal del Puerto Principal.
Antes de abordar el bus recibe la bendición de su madre, quien ora para que a su vástago no le suceda nada durante la hora con cuarenta minutos que dura su recorrido para asistir a clases.
El joven, de 22 años, implora a Dios no ser parte de las estadísticas que a nivel nacional, entre enero a junio de 2017, suman 14.322 casos de accidentes y un total de 1.011 fallecidos.
Aún su piel se eriza cuando recuerda que hace tres años el micro en que viajaba estuvo a punto de impactarse contra un camión, “pero la rápida maniobra del conductor evitó el percance”.
En febrero pasado, un caso similar se repitió en el redondel que conecta a Durán con Yaguachi, pero para su fortuna no pasó de un susto.
Luis es hijo único, a su ñaño lo mataron por robarle hace cuatro años y por el miedo a perder a su retoño su mamá lo encomienda a Dios para que regrese sano a casa. Él estudia fotografía para ser el sustento de su madre.
Su “copiloto”
Darwin Sumba Nono recibía la bendición de su esposa antes de salir de casa, pero ahora ella se convirtió en su “copiloto”.
Flor León, quien lo acompaña durante sus 14 horas de labores como conductor de un transporte intercantonal, es su “mano derecha” en el bus.
Las constantes desgracias en las carreteras inquietan a Darwin, por lo que antes de salir de casa se encomienda a Dios.
Por las noticias se enteró del percance ocurrido a las 08:55 del sábado 1 de julio entre los buses de la cooperativas Zaracay y Valencia, en la vía Durán-Yaguachi, provincia del Guayas, donde fallecieron dos personas y 27 resultaron heridas.
En el hecho murieron los dos ayudantes de los conductores de los buses interprovinciales.
La pareja ha sido testigo de un sinnúmero de accidentes, pero gracias al Todopoderoso no se han visto involucrados en esos percances. Ella dejó su trabajo como enfermera profesional para estar al lado de su amado, con quien tiene 16 años de casada y han procreado dos niños.
“Probablemente porque se siente más segura acompañándome y es una forma de cuidarnos”, comentó Sumba, mientras esperaba en la Terminal Terrestre de Guayaquil su turno para salir hacia el cantón Marcelino Maridueña, de donde son oriundos.
Sucesos como este no solo mantienen vigilante a Darwin, sino también a sus compañeros de oficio José Vacacela Obando, José Abril Bazantes y a Elio Miraba, conductores interprovinciales que a diario transitan por las carreteras del país.
“Ser conductor se ha vuelto una profesión peligrosa, pero es una cuestión de costumbre y responsabilidad, no estamos exentos de accidentes, pero sí está en nosotros evitarlos tomando precauciones”, enfatizó Sumba, quien tiene 15 años al volante.
Vacacela, quien cubre la ruta Naranjito-Bucay-Milagro, indicó que en sus cuatro años como chofer no ha sufrido percances, pero admite que la principal causa de accidentes de tránsito es la imprudencia de los conductores.
La misma opinión la comparte Abril, quien acepta que a pesar de sus 25 años de experiencia, no hay día en que no pida a Dios regresar sano y salvo a casa.
Antes de salir de su hogar, ubicado en el cantón Caluma, provincia de Bolívar, José se despide de su esposa, quien siempre lo espera despierta para conversar de su jornada laboral.
“Somos seres humanos y no estamos libres de un error, pero en muchos casos en nosotros está prevenir una desgracia”, arguyó Abril.
El cubano Elio Mirabal tiene siete años viviendo en Ecuador y al igual que sus compañeros de oficio ha dedicado parte de su vida a conducir.
Durante 25 años laboró como chofer en Cuba y el tiempo que tiene en Ecuador ha realizado el mismo trabajo. A diario cubre la ruta Santa Elena-Guayaquil.
Ha sido testigo de accidentes, en los que ha tenido que bajarse del bus y ayudar a los heridos. Esto lo aprendió en Cuba, “donde se promueve auxiliar a las víctimas de accidentes de transito”, agregó.
Imprudencia y malas maniobras
El coronel Raúl Flores, jefe de Operaciones de la Comisión de Tránsito del Ecuador (CTE), sostuvo que la mayor parte de accidentes ocurren por la imprudencia de los conductores, por realizar maniobras imprevistas y no ir atentos a las condiciones de las carreteras.
“A veces las vías están mojadas, el conductor debe ir atento, incluso las temperatura del ambiente influye en un momento dado en la psiquis de un conductor”, mencionó el jefe de Operaciones de la CTE.
Manifestó que cuando las vías no son de primer orden, es decir no tienen cuatro carriles, dos de ida y dos de venida, es donde mayor cuidado se debe tener, porque con frecuencia allí se suscitan más siniestros.
Radares en siete provincias
Para tratar de evitar accidentes en las siete provincias donde la CTE tiene jurisdicción -Guayas, Manabí, Santo Domingo, Azuay, El Oro, Los Ríos y Santa Elena-, se han instalado 570 radares fijos e incluso móviles.
Los detectores de velocidad están ubicados en sitios en los cuales los conductores circulan con mayor rapidez, enfatizó el coronel Flores.