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Deslave dejó sin agua potable a 14 barrios de Cuenca
Los barrios afectados de las dos parroquias son Racar, Trinidad, Mutualista Azuay, Pan de Azúcar, El Carmen, Victoria, Chictarrumi, Pumayunga, María Auxiliadora, Corazón de Jesús, San Pedro, Santa Ana, Santa Cecilia y Miraflores.

Con ollas, baldes y otros recipientes, la mañana de hoy martes 9 de mayo, habitantes de catorce barrios, de las parroquias Sinincay y Miraflores, de Cuenca, se abastecían de agua potable entregada por tanqueros del Cuerpo de Bomberos y la Empresa Municipal de Agua Potable (ETAPA).
El motivo, un derrumbe colapsó el domingo la tubería de conducción del líquido desde la planta de potabilización de San Pedro.
Los barrios afectados de las dos parroquias son Racar, Trinidad, Mutualista Azuay, Pan de Azúcar, El Carmen, Victoria, Chictarrumi, Pumayunga, María Auxiliadora, Corazón de Jesús, San Pedro, Santa Ana, Santa Cecilia y Miraflores.
Iván Palacios, gerente de la Empresa Municipal de Agua Potable, explicó que se trata de un deslizamiento de 40 metros de largo por 8 metros de ancho y 8 de profundidad, que arrastró las tuberías tanto de agua potable, como de alcantarillado, lo que motivó la emergencia.
El funcionario anunció que los trabajos de reposición de nuevo material continúan en horario ininterrumpido y en la tarde del miércoles “se ira normalizado el servicio de agua potable a los domicilios, en los sectores afectados”, dijo Palacios.
La vía de acceso a la zona de Racar también se afectó por el fenómeno natural y los habitantes deben utilizar la carretera alterna Sinincay-Miraflores para trasladarse al centro de Cuenca.
Marcelo Cornejo, técnico de la Prefectura del Azuay, indicó que la reparación de la vía tardará unas dos semanas.
Mientras dura la emergencia, tanqueros del Cuerpo de Bomberos y ETAPA distribuyen el líquido vital en tres turnos, mañana, al medio día y en noche.
Los técnicos de la Prefectura del Azuay, en coordinación con el departamento de Gestión de Riesgos de la Municipalidad de Cuenca, improvisan un paso peatonal para reducir el aislamiento entre las zonas separadas por el derrumbe.
Los funcionarios pidieron comprensión y paciencia a los 17 mil habitantes afectados por el deslave.