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Albergue acoge a 300 perros, la mayoría fueron abandonados durante el terremoto
Una guayaquileña está a cargo de este refugio en Bahía de Caráquez. Su propuesta es que la esterilización sea ley. Está a la espera de ser escuchada
Aunque es guayaquileña, el corazón de Verónica Fernández le pertenece a Bahía de Caráquez, una localidad manabita en la que reside 32 de sus 57 años y que fue alcanzada por el devastador terremoto que destruyó gran parte de aquel turístico lugar bañado por el mar Pacífico.
En busca de un lugar más seguro, muchos de los residentes de esa ciudad decidieron irse dejando tras de sí, en algunos casos, sus propiedades en ruinas. Lo lamentable, recuerda Verónica, es que quienes se fueron, abandonaron, entre otras cosas, a sus mascotas.
Consciente de la dolorosa situación de un sinnúmero de animales, entre perros y gatos que deambulaban hambrientos, Fernández, quien optó por quedarse en Bahía de Cáraquez, se dedicó a alimentarlos. Al principio iba casa por casa dejándoles algo de comida, pero en vista de que eran muchos, tuvo la idea de acogerlos y de abrir un albergue en un terreno propio, al que llamó El perro feliz, donde alimenta y cuida de 300 perros y 40 gatos, que llegaron y fueron bien recibidos.
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"Tras el terremoto, muchos abandonaron a sus mascotas, se habían ido, pero los animales son tan nobles que se quedaron entre las ruinas de sus casas a la espera del regreso de sus amos, lo que nunca ocurrió", lamenta.
Empezaron con el cuidado de 50 perros. Pero los dueños nunca llegaron a reclamarlos o siquiera a buscarlos, por miedo a otros sismos. Verónica relata que, "luego de Bahía siguen otras parroquias, entre ellas la Leonidas Plaza, sitio en el cual el gobierno construyó casas, pero los nuevos propietarios no pudieron llevarse a sus perros porque las viviendas carecen de patios".
En el transcurso de estos años 5 años de vida del albergue que, hasta hace unos días estaba en proceso de convertirse en fundación, ha rescatado y adoptado perros que la gente bota dentro de sacos o que los dejan heridos en las calles. "Aquí en el albergue tenemos quirófano, veterinaria, áreas para perras paridas. Hay un lugar donde ellos salen a pasear. No tengo un solo perro con garrapatas, a todos se les da lo que necesitan. Cada uno posee su historia clínica", indica la rescatista para quien el abandono de mascotas es impresionante. Cuenta que al refugio le llegan incluso perritos que han sido abandonados en otras ciudades y que ella acoge.
"El tema de abandono animal es terrible, la fauna urbana y rural es grave, no hay una buena ley de maltrato animal. Nadie tiene dinero para defender el perro. Soy un grano de arena en la playa. Mi deseo es que la ley cambie o se reajuste, quiero llegar a los oídos de la gente correcta para poder cambiarlas. Una perra no esterilizada tiene su camada y si todos los perritos sobreviven, en 7 años habrán nacido miles y miles de canes. Necesitamos crear leyes de esterilización en el país para perros y gatos, que se unan todos los municipios y el gobierno. Holanda terminó con los perros callejeros solo haciendo cumplir las leyes y es un tema sencillo, es tan solo que la gente la cumpla. Todos les tenemos miedo a las multas. Todo lo evita la esterilización, debe de haber esterilizaciones masivas y que todos la cumplan", dice enfática.
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- Datos
*Verónica tiene 30 perros propios en su casa de Bahía. Para poder comprar la comida y todo los necesario para sus adoptados en el refugio cuenta con su salario y con el apoyo de la familia.
*En el 2019 logró ubicar en hogares definitivos a 70 perros, mientras que este año, a 60. Trabaja con una entidad que se encarga de las adopciones. Son muy estrictos al momento de entregar los perros a sus adoptantes. Cada semana les piden que les envíen fotos para ver las condiciones en que están las mascotas.
*Entre sus rescatados tiene varios canes con discapacidad a los que ha logrado levantar con mucho cariño y con andadores especiales.