Margarita sigue con miedo. Si de ella dependiera, no volvería nunca más al Hospital Docente Ambato, en Tungurahua, pero debe hacerlo, pues su padre está internado allí por problemas en la columna y necesita cuidados.

Él ingresó a la casa de salud al mediodía del 8 de marzo y fue operado. Margarita pasó la noche junto a él, atenta a su evolución. Todo transcurría con normalidad, hasta que en la madrugada del 9 de marzo, un estruendo rompió la aparente tranquilidad del hospital.

“Recuerdo la hora exacta porque estaba despidiéndome de mi esposo por teléfono. De pronto, un grupo de hombres armados irrumpió, pateando puertas y gritando insultos. Fue aterrador”, rememoró este lunes la mujer. Junto con otros familiares de pacientes, buscó refugio y se escondieron donde pudieron.

“La suerte fue que los delincuentes no lograron ingresar a la unidad de cuidados intensivos (UCI), donde estaba mi papá. Si lo hubieran hecho, no sé qué habría pasado”, relató Margarita aún con el miedo reflejado en el rostro.

El tiempo que duró la incursión en el Hospital Docente de Ambato

Esa noche, seis hombres y una mujer fuertemente armados irrumpieron en el Hospital Docente Ambato. Su objetivo: rescatar a su líder, César García Estrada, quien se recuperaba en el área de traumatología tras haber sido linchado y herido un día antes en la comunidad de Palahua El Carmen, en el cantón Cevallos (ver infografía).

Los atacantes se movieron con violencia. Médicos, enfermeras, pacientes y visitantes quedaron atrapados en el terror de la madrugada. “Estuvieron cerca de 30 minutos dentro del hospital, pero se sintió eterno”, contó una enfermera que aún no logra sobreponerse del susto por este suceso.

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La profesional recordó que los delincuentes golpearon a dos médicos y a un guardia de seguridad. “Los amenazaron con armas. Creímos que los iban a matar, pero finalmente solo los golpearon. Luego se fueron corriendo”.

Alrededor de las 02:00, quienes estaban escondidos salieron de sus refugios, temerosos. Solo cuando escucharon las voces de los policías supieron que el peligro había pasado.

Los controles aumentaron en el Hospital Docente de Ambato

La gobernadora de Tungurahua, Gabriela Llerena, visitó el hospital para verificar su funcionamiento tras el ataque. Conversó con el personal de salud y aseguró que se coordinarán medidas para evitar que una situación similar se repita. “No podemos permitir que el miedo se apodere de nuestros hospitales. La seguridad de médicos, pacientes y familiares es prioridad”, afirmó.

Mientras tanto, Margarita sigue yendo cada día a cuidar a su padre. Pero ya no duerme tranquila. Cada ruido fuerte la hace saltar y cada sombra le recuerda aquella madrugada de terror. Y aunque el hospital ha retomado la normalidad, el miedo sigue latente.

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Desde el lunes 10 de marzo, el hospital de Ambato implementó controles más estrictos. En los accesos de emergencia y consulta externa, los guardias de seguridad revisaban a quienes ingresaban. Sin embargo, no hubo presencia policial ni militar permanente.

Carlos Rosado, paciente que acudió por una consulta previa a una operación de vesícula, notó los nuevos filtros de seguridad. “Está bien que refuercen la seguridad, porque lo que pasó es grave. Imagínese: si pasó una vez, puede pasar otra”, comentó preocupado.

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