Solo trece años tiene la joven que, mediante engaño, habría sido raptada por su cuñado y trasladada a una vivienda en un sector apartado del recinto La Carmela, perteneciente a la parroquia Pimocha del cantón Babahoyo. En aquel inmueble el hombre de 21 años, habría abusado sexualmente de la menor mientras en la cabecera parroquial, todos sus parientes preguntaban por el paradero de la menor.

La tarde del 25 de septiembre, la menor fue reportada como desaparecida y la Policía especializada en este tipo de casos activó el protocolo de búsqueda. Cerca de tres horas les tomó a los agentes llegar hasta el sitio donde tenían a la menor, después de ser alertados por comuneros de la misma zona.

Al llegar al inmueble los gendarmes ingresaron para buscar a la niña, pero su cuñado se apresuró en sacarla por la ventana de la parte posterior de la casa. Sin embargo, la Policía logró rescatar a la niña e interceptar al sospechoso y llevarlo ante la autoridad competente.

Confirman la violación

La adolescente fue sometida a una valoración médica por parte del legista de la Fiscalía, Arnoldo Romero, quien confirmó que hubo violación sexual con violencia. Por ello, el sospechoso fue trasladado a Babahoyo para la audiencia de flagrancia en su contra.

Al término de la diligencia judicial, la tarde del domingo 26, al aprehendido le dictaron prisión preventiva y 30 días de instrucción fiscal. Luego fue ingresado al Centro de Rehabilitación del cantón Babahoyo.

Monserrat Ángulo Castro, abogada de la familia de la víctima, declaró que el procesado le habría pedido a la menor lo acompañara a comprar una pastilla para su suegra (también mamá de la joven). “Por eso, la niña habría accedido a subirse en la moto de su cuñado, pero él se la llevó a otra parte”, informó la abogada.

El sospechoso tiene un hijo con la hermana mayor de la adolescente y ellos aún vivían juntos. Ahora los padres de la niña buscan que se haga justicia por lo ocurrido y  se aplique la pena máxima. El delito de violación es reprimido con una pena privativa de libertad de 19 a 22 años, pero si el acto es cometido por un miembro de la familia, se aumenta un tercio de la pena que podría terminar en 34 años nueve meses de cárcel.