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Diario Extra Ecuador

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¡Empleada se tuvo que ‘empelotar’ en la boda de Sergio Ramos!

La trataron mal, la obligaron a desnudarse frente a todo el grupo de servicio y aún no le han pagado. Estas son las declaraciones de una empleada contratada para la ‘boda del año’. Sin embargo, asegura que no cree que los invitados ni los novios sepan

Empleada de la boda de Sergio Ramos y Pilar Rubio dio fuertes declaraciones sobre el maltrato en la boda.

Empleada de la boda de Sergio Ramos y Pilar Rubio dio fuertes declaraciones sobre el maltrato en la boda.Instagram

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El pasado sábado se celebraron las nupcias de Sergio Ramos y Pilar Rubio en la Catedral de Sevilla, España, a donde acudieron cientos de familiares y famosos para festejar junto con los novios de tan anhelado día. Como se era de esperar, este iba a ser un encuentro muy privado, por lo que se manejaría al máximo la seguridad del evento.

Luego del tan esperado “sí”, todos los invitados se trasladaron a la lujosa finca de Ramos llamada La Alegría SR4, la misma que los ahora esposos convirtieron en un parque de atracciones muy peculiar. Sin embargo, no todo fue diversión para quienes compartieron el espacio; una persona que formó parte del servicio de la boda no se pudo quedar en silencio y, sin dejar el anonimato, hizo varias revelaciones al medio Telecinco.

“El equipo de trabajo, fatal. Pagan 10 euros la hora. Dijeron unas cosas que después no se cumplieron, como que nos iban a llevar en unos vehículos. Nos tuvimos que buscar la vida y para volver lo mismo”, aseguró la mujer.

Mencionó también que, al llegar a la finca por la tarde, todo el equipo de trabajo tuvo que limpiar el lugar y mantener todo listo. Luego de tal jornada, todos debían cambiarse de ropa, lo que no sabían era que tenían que hacerlo en una carpa todos juntos, hombres y mujeres. “Allí todos desnudos, una vergüenza (...) era la primera vez en mi vida que trabajaba en esas condiciones”.

No podían hablar, no debían reírse y tuvieron que esperar hasta las 3 de la mañana para comer algo, por si fuera poco, les dieron de cenar “los restos de los invitados”.

La empleada para la boda agregó que firmó un contrato de confidencialidad que no pudo ni alcanzar a leer detenidamente, puesto que no le dieron el tiempo necesario para hacerlo; no obstante, el contrato señalaba que no podía grabar ni hablar de nada que haya sucedido en el evento, y en caso de que lo hiciera, sería llevada a juicio e indemnizaría un total de 100.000 euros.

Para finalizar, la trabajadora anónima aclaró que sus quejas se dirigían a los supervisores de la boda, puesto que no era posible para ella creer que los invitados ni los novios hayan estado al tanto de tal situación, asegurando que, “si lo hubieran sabido, no creo que lo hubieran permitido”.

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