En un fallo histórico, la ecuatoriana Kristel Candelario fue sentenciada este lunes 18 de marzo a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional por la trágica muerte de su hija de 16 meses, Jaylín, en Estados Unidos.

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La autopsia reveló que la niña murió de hambre y deshidratación severa luego de que Candelario la dejara sola durante diez días mientras ella viajaba a Detroit, Puerto Rico y Michigan. La menor fue encontrada sucia, con orina y heces en un dispositivo infantil.

El juez del Tribunal de Apelaciones Comunes del condado de Cuyahoga, Brendan J. Sheehan, dictaminó la cadena perpetua por el primer cargo y ocho años de prisión por el quinto cargo, que implicaba poner en peligro a un menor de edad.

“La única diferencia será que la prisión, al menos, te alimentará y te dará líquidos que tú negaste”, declaró Sheehan, refiriéndose a Candelario, quien fue arrestada un día después de la muerte de su hija y acusada de homicidio. Se le imputaron cinco delitos en total, incluidos dos por asesinato y uno por homicidio agravado.

Según las autoridades, no se observaron signos de trauma en el cuerpo de la niña. La Unidad de Homicidios respondió para investigar el caso, siguiendo el protocolo en incidentes de muertes de niños. La niña fue trasladada a la oficina del médico forense del condado de Cuyahoga para un examen e investigación adicionales.

El caso ha conmocionado a la comunidad y ha generado un debate sobre la responsabilidad parental y el cuidado de los menores. La justicia ha sido firme en su decisión, marcando un precedente en casos de negligencia infantil que resultan en tragedias como la de Jaylín.

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