En la ceremonia por los 490 años de fundación de Guayaquil, el presidente de la República, Daniel Noboa, centró su discurso en defender las recientes decisiones de su Gobierno, especialmente la reestructuración del Estado que contempla la reducción de ministerios —de 20 a 14— y el despido de más de 5.000 funcionarios públicos. 

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Aseguró que se trata de una respuesta a un pedido ciudadano de cambio, para sacar del Estado a quienes no están comprometidos con el país y dar paso a jóvenes y profesionales que nunca antes tuvieron la oportunidad de servir con compromiso y honestidad.

“Una decisión que por años la gente pedía, la gente aclamaba, la gente decía que era necesario, que era sacar a la gente que no estaba comprometida con este país y darle la oportunidad a jóvenes”, señaló el mandatario, en referencia directa a la rotación de personal que ha generado debate nacional.

Noboa también defendió la fusión de carteras como Producción con Turismo y Ambiente con Energía, citando ejemplos internacionales como el caso de Costa Rica y su Ministerio de Ambiente y Energía (MINAE). Recordó que Ecuador llegó a ser el segundo país de Latinoamérica con más ministerios, solo por debajo de Venezuela, y que ahora busca consolidar un Estado más eficiciente. Afirmó que las decisiones tomadas buscan abrir oportunidades a quienes más lo necesitan.

Homenaje a los miembros de su equipo

Durante su intervención, el mandatario rindió homenaje a los miembros de su equipo más cercano. Destacó a Cynthia Gelliver por su sensibilidad con las poblaciones históricamente marginadas; a José de la Gasca, quien dejó una carrera exitosa en el ámbito penal para sumarse a un gobierno joven; y a José Julio Neira, cuya rectitud —dijo— ha sido clave para abrir el camino en la lucha contra la corrupción en el sector público y los sectores estratégicos. A todos ellos los describió como ejemplos de lealtad y fuerza para sostener el modelo de país que impulsa su administración.

En tono firme, Noboa también respondió a sus críticos, afirmando que quienes lo difaman no han logrado desviarlo del camino, y que su proyecto político sigue firme. Agradeció a los ciudadanos y condecorados presentes en la ceremonia, a quienes calificó como parte fundamental del tejido de Guayaquil.

Casi al cierre, el presidente ofreció una reflexión emocional sobre el carácter del guayaquileño: resiliente, empático, bravo, alegre incluso en la adversidad. Afirmó que su Gobierno ya implementa un plan basado en las voces de los guayaquileños y de todos los ecuatorianos, un plan necesario para un país golpeado por la violencia y el crimen organizado. “Estamos ya implementando un plan. Escuchando a los guayaquileños. Escuchando a los ecuatorianos. Y ese plan nos va a dar éxito, porque las familias ecuatorianas lo necesitan”, afirmó.

Reforzó su vínculo con la ciudad al compartir que creció a pocas cuadras de donde se realizó la ceremonia y que sigue viviendo allí, mostrándole hoy ese mismo entorno a sus hijos. Finalmente, evocando su niñez y el icónico barrio Las Peñas, Noboa dejó una metáfora con la que cerró su intervención: los cañones no deben apuntarse hacia el pueblo, sino hacia los verdaderos enemigos del país. “Los cañones nunca se apuntan hacia nuestra gente. Los cañones se los apunta hacia los criminales”, concluyó.

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