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¡Un poeta detrás de las rejas!
PRIVADO DE LIBERTAD ha ganado reconocimientos internacionales en poesía. Su madre derrama lágrimas de tristeza y felicidad.

Olga Veloz espera que su hijo siga por este camino de escritor. Su anhelo es verlo libre.
En el aislamiento de una celda de cuatro metros por cuatro del Centro de Privación de Libertad Zonal 8 Regional Guayas, Gabriel Elías Ruiz ha encontrado su inspiración para poner a volar su pluma y escribir poesías que han ganado algunos reconocimientos en concursos literarios a nivel nacional e internacional.
Sentado sobre un colchón que reposa en una cama de cemento, el privado de la libertad, de 48 años, escribió su primera obra en 2014 tras conseguir un bolígrafo y un pedazo de papel higiénico que le regalaron para que pudiera plasmar ‘Morfeo y el preso’, con el que obtuvo el primer lugar en un evento interno.
“Cuando el hombre se vuelve presa de sus propios edictos y se priva de la facultad de su intrínseco albedrío, sucumbe su gema incorpórea hasta el fondo en un río: purulento, mendaz, henchido de podridos congojos”, es uno de los versos de ‘Cronos vs. presos’, con el que triunfó en otro concurso en 2015.
“Cronos es el dios del tiempo y el tiempo es el que nos aplasta, nos quita todo, y quise plasmar en estas letras el sentimiento que genera desde el fondo del corazón”, explica Ruiz, quien cumple cinco de los 25 años a los que fue condenado por un presunto homicidio, delito en el que asegura no participó.
A través de un audio que hizo llegar a EXTRA, Ruiz responsabilizó a Dios de su iluminación para escribir, aunque dijo que su inclinación por la escritura es una herencia de su padre, quien era un gran lector y redactor. Por las mañanas les pedía a sus hijos -cuando eran niños- que leyeran las noticias más importantes de los diarios y que le presentaran un resumen de las mismas por las noches.
“La escritura es el reflejo de un hombre que lee mucho”, indicó Ruiz con tono de voz pausado y poético. Utiliza palabras adecuadas para expresar, sin titubear, lo que piensa y siente.
“Físicamente no soy un hombre que se siente tan bien, tengo doce operaciones por unos impactos de bala que recibí durante mi vida mal llevada. Espiritualmente yo diría que no estoy orgulloso de mis logros”, acotó. Pero sí se siente orgulloso de tener una “excelente” madre, una buena esposa e hijos que, a pesar de haberles dado un mal ejemplo, no han seguido sus pasos.
“El orgullo es la debacle de toda cima, la satisfacción es mucho más productiva”, indicó.
Cuando la noche abraza el centro penitenciario, Ruiz ubica una pequeña mesa frente a su cama, agarra una pluma, un cuaderno y un diccionario para iniciar su ritual de poesía. En ese lugar permanece sentado hasta la madrugada impregnando su imaginación en cada hoja.
Así llegaron más galardones regionales para Gabriel y también de España, como los otorgados por la revista La Oca Loca y el certamen Picapedreros.
El suicidio frenó su arte
Ruiz ha experimentado la angustia pero, sorprendentemente, en medio de las vicisitudes de la vida, ha sacado a flor de piel su potencial de escritor nato, destreza que empezó a pulir desde su época colegial. En aquel tiempo, los profesores le auguraban un buen futuro. Pero un amargo episodio que experimentó a los 13 años, según su madre Olga Veloz, lo habría llevado a caminar por los senderos de la oscuridad. Su padre, en 1980, se suicidó inyectándose veneno, debido a que su pareja no quiso volver con él porque “era mujeriego”.
El dolor de esta tragedia impactó tanto a Gabriel que no quiso continuar los estudios. Mientras su progenitora trabajaba, el poeta se involucró con el consumo de drogas. Posteriormente, llegó a registrar 16 detenciones sin que en ninguna fuera sentenciado.
Se convirtió en el tormento de su madre y hermanos, a quienes les tocó atender a los policías que iban en su búsqueda. Para sacarlo de prisión, su familia tuvo que vender hasta los enseres de la casa, para pagar los abogados.
Pero la calma parece haber regresado al hogar de doña Olga, ubicado en el norte porteño. En su humilde vivienda, ella conserva los diplomas y medallas que ha recibido su vástago. Estos premios constituyen un consuelo a pesar de los errores de Gabriel.
Siente que su hijo ha cambiado, que ha reflexionado y que es inocente del delito en el que se lo involucra, pero dicha sentencia no ha sido ejecutoriada y, por ende, ha pedido una revisión del juicio.
Con el brazo derecho enyesado, debido a una fractura que sufrió tras una caída, recordó que la última visita que le hizo a su hijo fue el 30 de mayo. “Lo vi bien, pero me da pena que esté preso”.
Se encomienda a Dios
Según doña Olga, el privado de la libertad alguna vez tuvo la intención de quitarse la vida, pero ahora, con su nueva faceta, se siente estimulado.
Por eso al levantarse después de dormir, le pide en oraciones a Dios que proteja a su esposa, hijos y madre, cuyas fotografías adornan una de las paredes de su celda.
Gabriel cree que la nueva gestión carcelaria le permitió salir adelante a través de la poesía y los estudios. “En vez de hacerle mal al prójimo, pensé en buscar mis dotes de verdad, así logré ganar estos premios”.
Se siente agradecido con el licenciado Jhon Flores, quien ha sido el canal para participar en diferentes eventos líricos. “Me ha dado la mano en todo, fue líder educativo del pabellón de mínima seguridad (donde se encuentra recluido)”, comentó.
Uno de sus anhelos es que se resuelva su juicio. En caso de salir en libertad, Gabriel desea obtener un trabajo para no volver a caer en las “fauces de la delincuencia” y que le sea concedida una beca para estudiar en la Universidad de las Artes y así explotar sus dotes como escritor.
CRONOLOGÍA
Sus premios y reconocimientos
2014
Reconocimiento de la revista La Oca Loca, en España, al participar con el tema ‘Morfeo y el preso’, por el Día Internacional de la Poesía.
2015
Mención de honor por su destacadas participaciones en los certámenes literarios regional: “Emoción Vesperal”, modalidad narrativa y poesía; ‘Mi bella esposa’ y el ‘Pecado de un ángel’.
Revista La Oca Loca (España) le otorgó el diploma de Picapedrero, por ganar el IV certamen ‘Picapedreros’, de poesía. microrrelato y guion con ‘Cronos vs. preso’.
2017
Participó en el concurso literario internacional de origen español, con la poesía ‘A la ramera virtud’, frente a obras de 27 centros penitenciarios de España.
‘Una cierta mujer vestida de blanco’ es un poesía dedicada a la paz, con la que participa en Loja. Si resulta favorecida, su obra será publicada en el libro llamado Antología ecuatoriana de relato y poesía.
Poesía premiada
Morfeo y el preso
Soy un mártir acobardado en su propio pensamiento, soy un tonto que hoy no pisa el sostén del firmamento, sueño con vísceras que embriagan mi realidad, sueño encontrando los cánones entre el bien y la maldad.
Soy un necio que escrudiña lo pueril de su existencia, soy un santo que apedrea lo fatal de su conciencia, sueño con mares amargos que agitan la cama de mi mazmorra, sueño angustiado comprar el perdón para Gamorra.
Soy un sabio que entorpece la magia de su descubrimiento, soy romeo que se muere al final de su tormento, sueño hilvanando recuerdos de los viejos horizontes, sueño que brincan su imagen con vigor de saltamontes.
Soy un mendigo de ego arrastrado cual vil serpiente, soy un sexo jadeante, que sin gotear se ve ya inerte, sueño con mi alma retorcida sin querer entrar al Hades, sueño con mi espíritu enaltecido al frugor de los altares.
Soy un fétido causal del río renuente a desembocar, soy un príncipe oprimido que su suerte está por acabar, sueño esperando espinas y rosas con presagios de formol, sueño cantando la estrofa de la firme gloria del amor.
Soy la heraira de pasión que se entrega con tristeza, soy la cruz del redentor que me inspira a ser poeta, sueño con el carcelero indolente que se come la llave, sueño romper los grilletes y ser libre como un ave.