José Luis Dueñas se describe en redes sociales como actor y productor de cine y teatro ecuatoriano. Ha compartido historias en las que promociona películas u obras teatrales y tiene fotografías con influencers o personalidades del entretenimiento ecuatoriano.

Sin embargo, desde el 13 de junio permanece en una celda de la cárcel de El Inca, en el norte de Quito, mientras dura la instrucción fiscal en la que se determinará si es culpable o no del femicidio de su novia, la modelo cuencana María Fernanda López.

La mujer, de 42 años, fue hallada sin vida dentro de su departamento, ubicado en San Marcos, en el centro de la ciudad, el 2 de mayo.

Fue el mismo Dueñas quien alertó a la Policía del sector que supuestamente no sabía nada de su pareja desde el 27 de abril. Cuando ingresaron a la vivienda, hallaron el cuerpo de la modelo, el cual estaba bocabajo, con pijama. Y había unas pequeñas gotas de sangre.

Todas las pertenencias de la víctima permanecían en su lugar, lo que descartaba un posible robo. Dueñas, según la investigación policial, habría señalado que su pareja pudo haberse quitado la vida. Sin embargo, el resultado de la autopsia desvirtuó esta teoría, al determinar que la causa de muerte fue asfixia por estrangulación.

Las dudas en el caso

Carlota Rodríguez, madre de la víctima, contó a EXTRA que durante el velorio y el funeral de su hija, Dueñas se comportó de una forma extraña. Según ella, no mostraba señales de dolor y lo único que preguntaba era si se conocía cómo había muerto.

Al notar esta preocupación, la señora y su familia decidieron decirle que María Fernanda había sufrido un paro cardíaco.

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Mientras tanto, los agentes levantaron varias evidencias en el lugar de los hechos y practicaron pruebas de luminol, inspección ocular técnica, entre otras, para encontrar al sospechoso de la muerte violenta.

El 5 de junio exhumaron el cadáver de la víctima y determinaron que tenía heridas en el pecho, el rostro y en una de las manos. Estas habrían sido provocadas antes de su muerte y les hizo presumir a los agentes que la modelo cuencana había sido atacada por alguien y que ella opuso resistencia.

Otra prueba irrefutable 

Lenín Solís, abogado de la familia, señaló que si esto ocurrió debía haberse notado un desorden en la habitación, pero todo estaba limpio. Por eso, barajaron la hipótesis de que alguien modificó la escena del crimen. “Ese alguien debía ser una persona que tenía acceso al departamento de María Fernanda”.

La víctima tenía dos copias de llaves de acceso. La una permanecía con ella y la otra la tenía una vecina. Cuando esta última testificó ante las autoridades, contó que se la había devuelto a la modelo. “Presumimos que esa llave la tenía el sospechoso”.

Con respecto a las heridas en su cuerpo, el jurista afirma que, por lo menos, la del rostro debía haber dejado una gran marca de sangre en el piso, pero solo hubo un par de gotas. Finalmente, cuando llegaron los resultados de la prueba toxicológica y la de exhumación se pudo confirmar la presencia de Dueñas en la escena.

La primera demostró que la víctima no tenía ninguna sustancia en su cuerpo, lo que descartó un posible suicidio. La segundo evidenció que debajo de las uñas de María Fernanda había perfil genético del sospechoso.

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