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Mil personas asistieron al Arrastre de Caudas
El acto se llevó a cabo en la Catedral de Quito este miércoles 28 de marzo, con la presencia de Mauricio Rodas, alcalde de la ciudad.

8 canónigos que están cubiertos por ropajes negros con unas colas largas de cuatro metros aproximadamente, simbólicamente van barriendo los pecados de la humanidad en el momento de recorrer el interior de la Catedral.
Uno de los elementos principales de la ceremonia es la bandera negra con una cruz roja. Según la iglesia, el negro representa el luto de la humanidad que queda en oscuridad y el rojo el martirio de Cristo. Y se celebra el miércoles santo, todos los años.
La mayor parte de evento está conformado por cánticos. Durante la ceremonia, el Arzobispo es acompañado por un séquito de 24 religiosos. 8 canónigos que están cubiertos por ropajes negros con unas colas largas de cuatro metros aproximadamente, simbólicamente van barriendo los pecados de la humanidad en el momento de recorrer el interior de la Catedral.
El Arzobispo mientras recorre el templo, custodia en sus brazos un pedazo de la astilla de la cruz original en la que le crucificaron a Cristo y que fue traída a Quito desde El Vaticano.
Los clérigos se ponen de rodillas y luego se acuestan como representación de la muerte de Jesús, en tanto que el Arzobispo ondula la bandera sobre las cabezas de la congregación transmitiendo el coraje y pundonor del general caído.
El Arzobispo golpea el asta de la bandera tres veces en el suelo, luego los canónigos se levantan rememorando la resurrección de Cristo.
El acto se llevó a cabo en la Catedral de Quito este miércoles 28 de marzo, con la presencia de Mauricio Rodas, alcalde de la ciudad. Este ritual católico se realiza desde el siglo XVI, en el que se rinde homenaje a Jesucristo, como un general muerto. El Arrastre de Caudas nació en la Catedral de Sevilla y fue heredada por la Catedral de Lima y pasó luego a Quito, aunque ahora esta tradición solo se mantiene en la capital.
Como invitados especiales estuvieron: el Nuncio Apostólico del Vaticano, Andrés Carrascosa y obispos de Latacunga y Ambato.
En la Plaza Grande se colocaron 300 sillas y pantallas gigantes para que los feligreses que no lograron entrar a La Catedral puedan observar la ceremonia. En total se estimó la asistencia de mil personas.
La ceremonia tiene su origen en el Imperio Romano. Cuando un general del Ejército moría en una batalla, su tropa conducía su cuerpo, con los más grandes honores, a la ciudad importante más cercana para darle sepultura.
El jefe sobresaliente de la legión batía primero el estandarte sobre el féretro para captar la valentía, los méritos y espíritu del general difunto.
Luego batía el estandarte sobre la tropa para transmitir a los soldados la valentía, el espíritu y los valores del general.